Por: Pável Uliánov Guzmán
22 de nov 2013.-El inicio de la revolución mexicana cumple 103 años, la historia oficial la proyecta como un sólo proceso histórico, sin embargo, la guerra civil mexicana de 1910-1920 no es únicamente un movimiento en armas, sino que existen por lo menos dos grandes corrientes:
A) El grupo que aspiraba esencialmente a cambios políticos (sufragio efectivo, no reelección, libertad de prensa, etc.) representados por Madero, Carranza, Obregón y Elías Calles.
B) Los grupos que anhelaban cambios sociales (reparto agrario, derechos laborales, nacionalización, legislación social etc.) encabezados por los hermanos Flores Magón, Zapata y Villa.
Bajo este marco, la revolución campesina de Zapata supo entender las necesidades reales del pueblo y promulgó su propio programa político, condensándose en el Plan de Ayala.
Emiliano Zapata Salazar (8/Ago/1879-10/Abr/1919), líder máximo del Ejercito Libertador del Sur, el noveno de diez hijos, huérfano a los 13 años, campesino y arriero, jinete domador, jefe de los sin tierra, hombre honesto llamado por sus enemigos “Atila de Morelos”, “el orangután”, “el que come carne cruda y roe huesos” “el caudillo del sur”, empero, los campesinos expresaron por medio de su proyecto político, la reivindicación agraria, poniendo entre dicho el sistema hacendario, otrora orgullo del México porfiriano.
Los zapatistas constituyeron una organización con profundo arraigo popular, independiente del Estado y antagónico a él, basaban sus decisiones entorno a asambleas. Por medio de su organización liquidaron latifundios, nacionalizaron sin pago los ingenios azucareros, devolvieron a las comunidades las tierras robadas impunemente por siglos, restituyeron el uso de aguas, cambiaron a las autoridades locales, impusieron prestamos forzosos a los comerciantes y hacendados y tomaron en sus manos la producción en los latifundios.
El plan de Ayala, en apariencia sencillo, en sus puntos nodales mantiene un carácter profundamente revolucionario, pues por un lado “nacionaliza todos los bienes de los enemigos de la revolución”, es decir de los terratenientes capitalistas, y por otro resuelve que los pueblos campesinos entraran en posición de su tierra inmediatamente y que “las conservarán con las armas en la mano”.
En esta lógica quienes eventualmente podían acudir a los tribunales “al terminar la revolución” son los terratenientes, mientras los campesinos mantienen la posesión de la tierra, es decir se revierte la juridicidad vigente, son las mismas masas las que deciden la cuestión de la tierra, con las armas en mano, mediante sus propios órganos y sus propios métodos, sin esperar leyes futuras, ni delegar en otros su poder de decisión. Al contrario de todas las leyes agrarias burguesas, incluidas las posteriores de Carranza, mismas que obligan a los campesinos a acudir a los tribunales para hacer valer sus derechos a la tierra y esperar años el fallo judicial.
La forma de lucha de los zapatistas fue la guerra de guerrillas, no mantenían por lo regular la ocupación de las ciudades, hostigaban al enemigo constantemente por medio de incursiones y emboscadas, atacaban trenes y líneas de abastecimiento, “estaban en todas partes pero los federales no los podían encontrar en ninguna”. Los soldados campesinos se agrupaban para las acciones y luego se disolvían entre la población de la cual formaban parte y los protegían, escondían el fusil y tomaban el arado. Sus éxitos esencialmente radicaron en su poderosa base de apoyo, pues en su área de influencia, la gran mayoría de los campesinos eran zapatistas y cumplían una tarea determinada: soldados, informantes, mensajeros o abastecedores.
En contraparte el gobierno federal respondió con fusilamientos en masa, quema de pueblos, robos, tortura, leva forzosa y deportación de poblaciones enteras, esto por medio del sanguinario general Juvencio Robles.
Zapata el guerrillero resistió tenazmente durante 10 años todos los embates militares, combatió a Díaz, a León de la Barra, a Madero, a Huerta y Carranza, únicamente pudieron vencerlo por medio de la traición. Al morir los hermanos Flores Magón, Zapata y Villa la revolución social no pudo completarse, el Grupo Sonora se incrustó en el poder y encausó la energía social hacia sus objetivos políticos, sólo retomo periféricamente algunas reformas sociales.
Zapata icono de nuestra historia emergido de campesino a general, se erige como referente empírico del papel que desarrolla el individuo en la historia. Murió por defender sus principios políticos y a la postre se convirtió en un símbolo y ejemplo del combate y resistencia de los pobres.
A 103 años del inicio de la Revolución Mexicana, es una verdad discernida que los principios de la revolución jamás se cumplieron cabalmente y por el contario, hoy por hoy estos han sufrido una involución, por lo tanto, la independencia económica, política, ideológica y social por la que murieron casi dos millones personas sigue pendiente, más aún, las condiciones de pobreza, desigualdad y explotación que dieron origen a la revolución, continúan vigentes y en espera de ser resueltas.
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