Mientras el Gobernador Silvano Aureoles permanece en una suerte de éxodo desértico hacia algún oasis que le pueda brindar impunidad y la negativa de ser juzgado como uno de los peores gobernadores de Michoacán manejando la excusa de la intromisión electoral de grupos de la delincuencia organizada, van pasando de igual manera los días que ciñen cada día más la decisión que fue tomada por el pueblo michoacano, ya el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán desechó varios juicios de inconformidad impulsados por la alianza del PRI-PAN-PRD que pretendían anular diferentes cómputos distritales para reducir el porcentaje obtenido por parte de Alfredo Ramírez Bedolla en los comicios pasados.
Si bien la ruta legal no ha terminado por completo, ni mucho menos la ruta de proselitismo opositor por parte del propio Gobernador, el mensaje casi unísono que ha mandado el partido gobernante en conjunto con sus aliados en estos últimos días es la aflicción o el sentimiento de despedida, aunque, dicho de otra manera, es el mero reconocimiento del hecho de que ya se van del Gobierno del Estado. De esa manera hay que entender la presión que han intentado ejercer a nivel local, nacional e incluso internacional.
No sorprende entonces, las recomendaciones hechas por el mismo Claudio X. González al Gobernador del Estado, en buscar llevar las pruebas de la supuesta intromisión delincuencial no a las instancias pertinentes en el país, sino llevarlas a los tribunales mediáticos, al New York Times propone el empresario. Sabedores de que carecen de la razón legal y moral que los pueda llevar a buen puerto han acusado ahora que el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán actuó bajo presión, ya que de alguna manera esperaban ganar tiempo para ejercer más presión con el hecho de que el Tribunal estudiara los recursos de los cómputos distritales hasta al último, cosa que no fue así.
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Ya se van, sin embargo, no encuentran las razones que les otorguen tiempo para conjuntarse, mostrar la fuerza real que tienen fuera de la función pública para crear la suficiente presión que pueda otorgarles un pase de salida honrosa, se ven ahora solos, se reconocen perdedores de la confianza del pueblo y buscan en el exterior las motivaciones de su fracaso.
Pronto el estado de Michoacán entrará en una nueva etapa, la responsabilidad de los salientes no se puede ocultar ante el testimonio público a diferencia de las pruebas que presuntamente comprueban la intromisión de grupos delincuenciales en la elección que solamente conoce el Gobernador y ante el evidente fracaso de un gobierno conservador como el actual no cabe concertación que garantice en ninguna medida la impunidad, el cáncer que ha azotado tanto a nuestro estado.
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