Mundo. – El éxito inesperado de Joker en 2019, con una recaudación mundial de más de mil millones de dólares y un presupuesto de solo 55 millones, impulsó a Warner Bros a producir una secuela. Sin embargo, Joker 2 ha decepcionado a la crítica, con bajas calificaciones en sitios como Metacritic, IMDb y Rotten Tomatoes, reflejando el agotamiento del interés en el personaje y una estrategia cinematográfica que no termina de convencer.
Este declive no es un caso aislado. Producciones como The Flash (2023), con un presupuesto de 200 millones de dólares, apenas recaudaron 268 millones, y Black Adam (2022), protagonizada por Dwayne Johnson, tampoco logró el éxito esperado.
La incapacidad de Warner para revitalizar sus franquicias de superhéroes y adaptarse a las nuevas dinámicas del mercado ha puesto en duda su capacidad de gestión. Y es que, el auge del streaming y la competencia con otras plataformas han reducido el margen de maniobra de Warner.
A pesar de contar con HBO Max, no todas sus producciones logran triunfar tanto en la taquilla como en el streaming, en comparación con competidores como Disney, que han sabido capitalizar sus franquicias.
A pesar de estos fracasos, Warner ha tenido éxitos importantes en los últimos años, como Barbie (2023), con una recaudación de 1.4 mil millones de dólares, y Oppenheimer (2023), que alcanzó los 1.1 mil millones. Estos casos demuestran que, aunque la crisis es evidente, la productora sigue teniendo el potencial de generar éxitos en la industria cinematográfica.