Mundo. – El ambiente en el paddock de la Fórmula 1 se ha vuelto candente antes del Gran Premio de Singapur, tras la sanción impuesta a Max Verstappen por la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Esta decisión se debe a las nuevas directrices que prohíben el uso de lenguaje grosero entre los pilotos.
Durante la rueda de prensa previa a la carrera, Verstappen expresó su frustración sobre el rendimiento de su monoplaza en Bakú, comentando que “el coche estaba jodido”. Esta declaración llamó la atención de la FIA, que optó por castigar al campeón del mundo con “trabajo de interés público”. Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA, subrayó que “no tolerarán” el lenguaje inapropiado en foros públicos.
La FIA revisó la transcripción de la conferencia de prensa y determinó que las palabras de Verstappen no eran adecuadas para su difusión. Su comentario surgió al responder por qué su compañero de equipo, Checo Pérez, fue más rápido en Azerbaiyán.
A pesar de la sanción, Verstappen ha mantenido una actitud desafiante, afirmando que “ya tenemos una edad para este tipo de prohibiciones” y su postura ha suscitado un debate sobre la presión que enfrentan los pilotos y las expectativas en un entorno tan competitivo.
Por su parte, Pérez ha estado en el centro de atención tras la polémica. Con una destacada actuación en Azerbaiyán, busca aprovechar la controversia en Marina Bay. “Espero hacer un buen año para mis compañeros y para mí”, comentó el piloto mexicano, quien está listo para ofrecer un gran espectáculo en la pista.