Por: Pável Uliánov Guzmán
El próximo sábado 1 de febrero, se conmemora la celebración Kurhikuaeri K´uinchekua o Año Nuevo P´urhépecha en la comunidad de Tarejero, Municipio de Zacapu, ocasión ideal para delinear la historia de este pueblo combativo.
El antropólogo José Corona Nuñez menciona en su libro Diccionario Geográfico Tarasco-Nahuatl, que Tarejero significa “lugar alto o crecido”, sin embargo, esta definición es incorrecta, pues después de talleres de análisis, el Concejo de Cargueros Kurhíkuaeri K’uínchekua, determinó que T´arhexerhu significa: reunión de grandes o donde se reunieron los grandes. Por otro lado, se puede mencionar que en tiempos contemporáneos, una característica de Tarejero, es ser cuna del río Angulo, uno de los principales afluentes en la región de Zacapu.
El municipio de Zacapu cuenta con 400 sitios arqueológicos, entre los que se destaca la zona que ahora se denomina “Mal País” o “Ciudad Pedida”, en ese lugar, en el siglo XIII, arribaron desde el norte los uacúsecha, linaje que a la postre dominaría el actual estado de Michoacán. En estos sitios, recientes estudios como el Proyecto Uacúsecha, encabezado por arqueólogos del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos con apoyo de la UNAM y el INAH, han detectado la existencia de 1462 estructuras arquitectónicas.
Como parte de éste sistema arqueológico, se encuentra en Tarejero un sitio denominado por el Concejo de Cargueros, Kujtarhu, que significa “lo alto”. Al momento, no hay estudios específicos que hablen sobre el papel de Tarejero en el sistema uacúsecha, empero, se deduce por esto y otros indicios, que mantuvo una ocupación precolombina por lo menos desde 200 años antes de la Conquista.
Así mismo, debido a su ubicación geográfica, Tarejero era en tiempos prehispánicos una península al oriente de la Ciénega, en la cual los habitantes del lugar mantenían una relación muy estrecha con los mantos acuíferos, explotando recursos tales como: peces, aves, anfibios, insectos, tules y tubérculos. De igual forma, es preciso mencionar que Tarejero cuenta con una elevación muy pronunciada hacia el norte, por lo que los asentamientos tanto prehispánicos como coloniales, quedaron establecidos hacia el sur, por la facilidad de comunicación con los restos de los asentamientos en la región. (Arroyo, Carlos. 2008).
Posteriormente, en la visita de Antonio de Carvajal a Michoacán entre julio de 1523 y 1524, misma que tenía como objetivo inspeccionar los principales pueblos y jurisdicciones de Michoacán para repartirlos a los encomenderos, se registra a Tarejero con una población de 125 personas.
Subsiguientemente, entre 1766 y 1767, los p´urhepecha de Tarejero se rebelaron junto con sus hermanos indígenas de Pátzcuaro, quienes se resistieron al aumento de impuestos (tributo, alcabala, pulque), a la secularización de las parroquias y a la leva forzada. Lo anterior contextualizado en un entorno de brutal explotación disfrazado por medio de las encomiendas.
A continuación, durante la independencia, a la muerte de Hidalgo y posteriormente de Morelos, el mando político-militar insurgente se centralizó en la Junta de Jaujilla, denominada así porque se instaló en el Fuerte de Jaujilla, ubicado a escasos 1500 metros de Tarejero. Cabe mencionar que este Fuerte fue visitado por Javier Mina, que dicho de manera general, trajo nuevos bríos a la insurgencia mexicana, esto en un momento en que hacían falta figuras carismáticas que elevaran el ánimo revolucionario (Mejia, Eugenio 2010). En este fuerte, sirvieron habitantes de Tarejero en diversas facetas, tales como la propia insurgencia, en la imprenta, como correos o en la fundición de cañones.
Después, durante la década de los 20 del siglo pasado, los p´urhépecha de Naranja, Tiríndaro y Tarejero, encabezados por Primo Tapia y Juan de la Cruz, entre otros, lograron la expropiación de la hacienda de Cantabria, propiedad de empresarios españoles, adelantándose por más de una década al llamado “reparto agrario”.
A la obtención de tierra en la comunidad de Tarejero, por conducto de sus representantes y dirigentes, entre ellos, Juan C. de la Cruz y Juan Salvador, se decidió trabajar bajo la forma jurídica de cooperativa. Experiencia única para su tiempo y en la cual la producción y productividad era resultado de la organización comunal de los medios de producción. Es decir todos los ejidatarios eran los dueños colectivos de la tierra, e igual sucedía con los otros medios de producción como maquinas o herramientas de trabajo. (Guzmán, Abdallán. 2011).
En otra parte de la historia, en la segunda mitad del siglo pasado, cinco integrantes de la familia Guzmán Cruz, originaria de esta comunidad, fueron detenidos, torturados y desparecidos a partir de 1974 por el Ejército mexicano y la entonces Dirección Federal de Seguridad, ellos son: el padre de familia José de Jesús Guzmán y los hermanos Armando, Amafer, Solón Adenauer y Venustiano Guzmán Cruz. Actualmente el caso se encuentra en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En la actualidad, el ejido de Tarejero cuenta con 296 ejidatarios, parcela escolar primaria, secundaria y liga femenil. En esta comunidad se acostumbra sembrar maíz rojo, blanco, morado, amarillo, junto con cultivos de calabaza y frijol. De igual forma, se siembra lenteja, garbanzo, janamargo y avena (Espinoza, José. 2014).
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