Tal como si fuera una lista de cosas que hacer, el Sindicalismo en los tiempos de la Cuarta Transformación se ha convertido en un tema que parece que quedará pendiente durante el Sexenio de Andrés Manuel López Obrador o al menos con un sabor agridulce, ya que si bien el Presidente ha empujado mediante declaraciones que los Sindicatos del País se tienen que renovar dentro de sus estructuras, discursos y liderazgos, la mayoría de sindicatos más conocidos por su “charrismo” solo han cambiado alguna de esas tres cosas; el discurso, como antaño las agrupaciones han buscado más sonar como aliados de la Transformación que como parte de ella.
Nunca se hubiera pensado que se abriría una espacio en cadena nacional a los postulantes para formar parte de la dirigencia de un sindicato, el de PEMEX, con el afán de transformar la situación por la que pasan las agrupaciones sindicales en México, se realizó el esfuerzo de hacerlo, de intentar buscar el cambio, que este no solo fuera de aquellos que emularan más el discurso del liderazgo de la época, sino que los trabajadores por su cuenta buscarán la transformación y sin embargo no se logró.
Más fácil sería haber pensado en eliminar mediante la miseria a los sindicatos en la época del Neoliberalismo en México, eliminar sus fuentes de trabajo y conciliar con las clases políticas y económicas más fuertes del país el olvido hacia sus agremiados, tomar sus instalaciones, decretar su extinción. La facilidad no deja pendientes, pero si cuentas por pagar, el reto de transformar democráticamente los sindicatos del país recae casi exclusivamente en sus afiliados, aunque los demás tampoco deben mirar pasivamente en el cómo la corrupción, el nepotismo o la corrupción siguen manteniendo terreno en las organizaciones sindicales más importantes del país.
Ahora, Aldana considerado parte de la plana mayor del entonces Secretario General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Republica, Romero Deschamps, ha ganado la contienda interna en su sindicato, ante la mucha participación de candidatos y de agremiados por igual, los sindicatos tienen que vivir su parte en la lucha democratizadora, este solo es el comienzo como ha referido Andrés Manuel López Obrador, aunque este no deja de ser un comienzo agridulce. Por lo tanto, el consejo del presidente hacia los disidentes de dicho grupo gremial ha sido el mismo, que no dejen de participar y seguir luchando, para que el cambio pueda seguir permeando.
Finalmente, quien tiene que decidir si el Sindicalismo en México es más agrio que dulce o viceversa, es el agremiado y será este el que decida hasta donde quiere avanzar para lograr sus cometidos.
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