A casi nada de salir del Gobierno de Michoacán una de las peores administraciones estatales, la encabezada por Silvano Aureoles, lanzó como promocional personal para el último informe de gobierno un video en dónde el todavía titular del ejecutivo estatal afirma que se jugó la vida por Michoacán y que dejará un mejor estado al término de su gobierno. Aunque lo anterior tenga más ánimos electoreros que realistas, Aureoles empieza a barajar la única carta que posee para poder perfilarse como un candidato presidencial, a pesar del pésimo final de su ya criticada administración.
Sus antecedentes hoy lo van caracterizando para lo que seguramente intentará idear para mantenerse vigente en la palestra de la opinión pública, de haber sido un candidato del oficialismo de Enrique Peña Nieto, debido a la crisis imperante en el Partido Revolucionario Institucional de Michoacán, ha pasado a ser una figura política que no cabe dentro de ningún circulo, ni siquiera en el de sus aduladores que se van reduciendo conforme las horas pasan. Consolidado operador a medias del candidato José Antonio Meade mientras que sus correligionarios operaban todo resquicio para mantener la mayoría en el 2018, desde ese momento Aureoles intentó jugarse el Estado.
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Mientras que por un lado Aureoles intentaba quedar bien con el Presidente Enrique Peña Nieto, operando una votación cruzada hacia el candidato presidencial del PRI, a su vez que pedía a los operadores del perredismo lograr mantener la mayoría en el estado de manera local, se jugaba el estado, no tanto su gobernabilidad, pero sí el bono político que significa ostentarse como el mandamás de Michoacán, los resultados fueron casi tablas, no perdería su papel pero debía renovarse para ser una voz al margen del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
En ese momento la cooperación no era una respuesta, la confrontación sí, la alianza federalista sería la palestra suficiente para poder crear una imagen alternativa que rivalizaría con la popularidad del Presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, la mala fama de los integrantes de dicha alianza, su competencia interna por liderar dicho esfuerzo que tenía más ánimos futuristas que intenciones de generar encuentros con la Federación, termino por dilapidar dicha propuesta de oposición.
Después, siendo el pragmatismo la única opción, o la opción de siempre, Aureoles optó por generar los acuerdos en las dirigencias estatales del PRD, PRI y PAN para sumarse en un solo frente que pudiera rivalizar contra la simpatía del MORENA y lo que se avizoraba en un claro triunfo para el Movimiento Regeneración Nacional, en ese momento se jugaba el estado otra vez. Posteriormente de los resultados de la elección y en los últimos meses de su gobierno, ya no se jugaba nada, tal vez únicamente su permanencia en la opinión pública, los círculos se cerraban cada vez más y aquellos que anteriormente le decían al oído lo que tenía que decir y hacer, ahora lo juzgaban.
Finalmente, mientras el Gobernador Silvano Aureoles deseaba ganarse un lugar en el tablero nacional, el pueblo michoacano vivía cada día las pésimas decisiones realizadas por su gobierno, el mal manejo de los recursos propios y de las participaciones federales, el abandono de los programas sociales prometidos, así como el gasto excesivo en promoción personal como entre tantas otras cosas termino por colocarlo como el Gobernador más odiado del país, ya no se juega nada. Ahora a pocas horas de irse por la puerta de atrás, Aureoles afirma que se jugó la vida por Michoacán, mientras los michoacanos saben que solamente se jugó el estado y lo perdió.
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