Por Redacción Monitor Expresso
Italia.-El sitio italiano Fanpage.it difundió un video revelador, aunque para nada sorpresivo. Un anciano sacerdote, hospedado en un hotel propiedad del Vaticano, confiesa a un falso exalumno su participación y la de otros colegas en hechos de abuso cometidos sobre niños sordos del Instituto Provolo.
Se trata de Eligio Piccoli, un cura que hace años está alojado en una residencia de la Iglesia ubicada en la localidad italiana de Negar, cerca de Verona. Hasta allí llegó un periodista de Fanpage, haciéndose pasar por exalumno del instituto. Y luego de algunas consultas llegó hasta la misma habitación de Piccoli.
Obviamente todo la conversación entre ambos fue registrada por una cámara oculta. De allí que el clima intimista propuesto por el visitante le haya hecho “soltar la lengua” a Piccoli, quien llegó a relatar pormenores patéticos de su pasado como profesor y tutor de niños sordos.
El testimonio del anciano comprende desde la valoración como meros “chistes” los abusos sexuales a menores (varones, eso sí, “con una mujer se vuelve más grave”) hasta la confirmación de que aquellos pedófilos que quedaban demasiado expuestos eran enviados a Sudamérica, más precisamente a las sedes del Provolo de Argentina. Sobre este último punto menciona a Spinelli como uno de los pedófilos. Ese mismo apellido figura entre la lista de denunciados por sobrevivientes italianos como uno de los enviados a Argentina, de quien aún ni la la justicia civil ni la jerarquía católica han brindado datos sobre su paradero.
Piccoli también expresa en la conversación una muy particular forma de eludir la idea de “pecado” respecto a esos delitos extendidos en el clero (y acallados por los siglos de los siglos).
El informe audiovisual (que se puede ver completo al final de esta nota) dura unos quince minutos y además de la confesión de Piccoli incluye importantes testimonios de sobrevivientes de abuso sexual eclesiástico como Francesco Zanardi, Giuseppe Consiglio y la argentina Julieta Añazco. Las palabras de ellos son fundamentales para explicar el nivel de encubrimiento y complicidad forjada desde la jerarquía eclesiástica, con los papas Benedicto y Francisco a la cabeza, para evitar que los escándalos trasciendan los muros de parroquias, colegios y conventos y lograr así, en definitiva, que los abusadores queden impunes y continúen con sus fechorías.
Además en el video hay otra cámara oculta, realizada en la sede del instituto Gresner de Verona (una especie de extensión del Provolo), donde una monja, para encubrir a curas denunciados, contradice testimonios de víctimas.