CIUDAD DE MÉXICO (05/DIC/2013).- “Sr. Gobernador. Llegó el momento de dar la cara, rendir cuentas y entregar culpables corruptos de tanto ambulantaje en zonas prohibidas”, dice en la pancarta que sostiene, aunque tapa con su mano la “s” de “culpables”.
Esta mañana, Jorge Martínez dejó encargado su puesto de artesanías en el mercado San Juan de Dios para manifestar su descontento con los comerciantes ambulantes que impiden que los clientes lleguen a su local.
Hoy son ellos quienes se llevan a la boca la carne y la leche con la que antes alimentaba a su familia. La dieta en su hogar actualmente consiste básicamente en frijoles, tortillas y arroz. “Ya ni vegetarianos, porque la verdura está bien cara”, expone, al tiempo que lleva dos dedos a su rostro para acomodar los lentes que resbalan por su nariz.
Los buenos tiempos en San Juan no estaban libres de ambulantaje. Según el vendedor de calzado Gustavo Velázquez, ambos grupos convivían sin problema y los clientes igual adquirían con quienes pagan impuestos, como con quienes pagan “cuota al Ayuntamiento”.
El problema actual es que “ya a cualquiera le dan chanza de vender”, y ahora son cerca de dos mil los pagos no legales que, dice, recibe el municipio por tolerar ambulantes en todo el primer cuadro.
La situación para ellos es grave: los puestos improvisados se quedan con la mayor parte de las ganancias. ¿Y cómo sucede esto? “Fácil: los no establecidos ahorran pagos de renta, luz, agua y empleados, y por eso se dan el lujo de vender a menor precio”.
“Esas zonas ya están estranguladas; es exagerado el ambulantaje. Ellos (autoridades) lo único que hicieron fue recibir dinero, dinero y dinero por corrupción, y ahí nos los estuvieron aventando. Es demasiada gente ahora y ya no supieron controlarlo”, lamenta, aunque destaca que aún no hay altercados con los ambulantes que se llevan la mayoría de las ganancias en las zonas de Obregón, San Juan de Dios y Medrano.
“Si fueran 50 o 100 personas no habría problemas. Pero hay gente de otros estados que se está viniendo y les están dando lugar. Ellos no pierden nada; ellos nada más se llenan los bolsillos de dinero por dar y dar permisos, ¿y qué objetivo tiene?”.
Don Jorge Martínez ve por su familia y sus tres hijos; Gustavo hace lo propio con su descendencia. Antes llegaban 10 mil pesos mensuales a la casa del primero, y más de 20 mil a la del segundo. Pero ahora sobreviven cada semana con mil y dos mil pesos, respectivamente.
Y la petición unánime de las cientos de gargantas que esta mañana se agruparon en la intersección de las avenidas Hidalgo y 16 de Septiembre es clara. El municipio debe “hacer respetar su propia reglamentación” y hacerse cargo del ambulantaje “con el cinturón en la mano”.
fuente. .informador.com.mx