Al ser la última columna de este 2015, me gustaría hacer una que fuera un poco diferente, tranquilos, no haré ese repaso que comúnmente suele hacerse por todos lados; creo conveniente enunciar ciertas ideas que espero puedan dar pie a la identificación, después a la reflexión y, por último, a la acción (¿sino qué sentido tendría?).
Todos somos parte de una sociedad. Nos guste o no, siempre seremos parte de una sociedad; así como nosotros dependemos de ella, ella de nosotros. Al ser seres humanos conformamos una especie, por lo que habrá cosas que tendremos en común con los otros (religión, raza, género, etc.), sin embargo, si nos ponemos a pensarlo, muchos de estos aspectos son construcciones que nosotros hemos inventado. Si se sigue con total ceguera este tipo de construcciones es probable que dejemos de lado lo que realmente importa: aquello que es de carácter universal. Y es que no centramos tanto en las características particulares de cada quien, que pareciera que cada individuo consiste en solo eso, determinadas etiquetas que lo conformarán como persona por el resto de su vida.
Nos dejamos llevar tanto por esas etiquetas que si vemos a una persona es musulmana, hay un 99.9% de que sea terrorista y de que es probable que tu vida corra peligro; si una persona es maestro, no trabaja; si viste desaliñado, seguramente es un ladrón o drogadicto; si su tono de piel es obscuro, todos en la calle voltearán a verlo como si fuera un ser extraño; si una mujer dirige una empresa o tiene un puesto alto, muchos dudarán de su capacidad y cuestionarán cómo fue que lo consiguió; si un hombre va a hacer las compras de la casa, sin compañía de la pareja, es probable que la mayoría piense que está soltero o que su esposa es una mujer desobligada. En fin, pareciera que por más que uno lo intente es difícil dejar de lado estos prejuicios que catalogan a las personas sin siquiera tener una noción de cómo son en realidad.
Esta es mi propuesta para este 2016: tratar de hacer a un lado estas etiquetas y hacer todo lo posible por ver las cosas con una mirada distinta, aquella que se anima a redescubrir las cosas y comprenderlas de una forma más abierta. Solo así podremos ver que hay algo que nos une con los otros y que aquello que en un principio considerábamos carente de sentido o que solo era cosa de unos cuantos, tal vez sea algo latente y de muchos.
“Creo en el poder de la razón y del conocimiento para cambiar la realidad.” (Sergio Aguayo)