Guadalajara, Jalisco.-El color amarillo “chillante”, la relación con inundaciones en temporal de lluvias y el recuerdo de la veintena de cadáveres maniatados que se encontraron en la zona, en noviembre de 2011. También, simplemente, por su estética. O falta de ella.
El monumento de los Arcos de Milenio es el que más detestan los tapatíos, según la tesis de investigación de la Doctora en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad de la Universidad de Guadalajara, Livier Olivia Escamilla Galindo, incluida en el libro “Objetos urbanos simbólicos. Una visión desde la percepción del habitante”.
“Es un estudio desde una perspectiva etnográfica y netnográfica (estudio de dinámicas de usuarios en la web), que documentó diferentes visiones de los habitantes de la ciudad. Abordo cómo era el desarrollo de un proceso de construcción de estos objetos urbanos desde la percepción visual de los habitantes”, explica Escamilla Galindo.
La obra se ideó para recibir el nuevo milenio, durante la Administración del panista Francisco Ramírez Acuña. Inicialmente tendría un costo de 12 millones de pesos, pero su costó se elevó hasta 44 millones y fue suspendida. Originalmente tendría seis arcos, pero sólo se construyeron cuatro, por el artista Enrique Carvajal “Sebastián”.
No obstante el gasto millonario y casi dos décadas después, los habitantes no logran tener una conexión identitaria con la obra.
La académica señaló que cada localidad genera una identidad a partir de sus objetos urbanísticos, que forjan una personalidad que se determina a partir de la opinión sobre distintos puntos, eventos y tradiciones.
“Los objetos urbanos se clasifican en positivos y negativos, pues la experiencia previa que el habitante tiene, incide sobre éstos”, refirió.
Además de los Arcos del Milenio, otros elementos que fueron señalados de manera negativa fueron el modelo de camiones, la zona de San Juan de Dios y la Expo Ganadera.
Entre los positivos se encontró la Glorieta de la Minerva, el Paseo Chapultepec, la Feria Internacional del Libro (FIL), y el Lago de Chapala; entre las expresiones culturales estuvieron la torta ahogada y el tequila; en cuanto a medios de transporte, el uso de la bicicleta.
El Centro Histórico fue clasificado como positivo y negativo a la vez, ya que, a pesar de ser un referente por su historia, los habitantes lo perciben como un entorno inseguro, que huele mal, hay mucha basura y ruido.
Estos resultados fueron captados por medio de tres técnicas de investigación con perspectiva cualitativa. La primera aportación fue por medio de una página web, en la segunda etapa se trabajó con diez grupos focales y la última etapa consistió en la aplicación de entrevistas personales.
Esta investigación, según la académica, también busca indagar sobre los objetos urbanos que el tapatío identifica en aras del posicionamiento que se busca de la ciudad por medio del marketing. Expresó que muchas veces dichos objetos son establecidos sin conocer la dinámica del habitante con su entorno.
Este estudio se puede conseguir en la librería que se encuentra al interior del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) Huentitán.