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No involucrarse en la política, es acoger a las nuevas generaciones con grilletes a la sumisión

Por Filiberto Ramírez

EL PERDÓN Y EL OLVIDO A NIVEL SOCIAL, SE LLAMA IMPUNIDAD…

Hoy por hoy los jóvenes debemos llevar la batuta, debemos de involucrarnos más en el quehacer político, si es que en verdad queremos decir, “Ya basta de tantas injusticias”

Recito esa frase que muchos hemos escuchado de Salvador Allende, pero que pocos hemos entendido: “Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica.”

Esta nueva generación de jóvenes, deben de ser el estandarte de nuestro País, lo dijo Arnold J. Toynbee, “El mayor castigo para quienes no se interesan por la política, es que serán gobernados por personas que sí se interesan.” Y esa personas son esos viejos dinosaurios que cuentan con un sistema caduco de ideas y que su único interés, es su bienestar personal, es por ello que no debemos se seguir permitiendo que estos animales nos sigan mal gobernando.

Recordemos que nuestro futuro malamente depende de los políticos, de lo que ellos deciden o aprueben, se les olvida que están para servir y no para servirse del pueblo; la sociedad no puede seguir siendo su burla de estos patanes…

Por muy jóvenes que seamos, tenemos que tener claro, que si no nos preocupamos de lo que sucede a nuestro alrededor, luego no podremos exigir explicaciones a nadie, ni lamentarnos de lo que nos ocurre.

Sin ofender a nadie, pero hay gente que se siente muy orgullosa de ser apolítico, no quiere ver la realidad de las cosas. Es una excusa y una forma de pensar egoísta e irresponsable, para despreocuparse de todo. “Que los demás se la partan por mí, y si logran algo yo saldré beneficiado”.

Solo puedo decir que Un apolítico, es un mueble en la sociedad. “Si cuando hablas nadie se molesta, es porque no has dicho absolutamente nada.”

Y cuando te desentiendes o te dice ser apolítico, te conviertes en esa pieza esencial para el sistema, y es cuando empieza a surgir la corrupción, y ¿qué crees?, tú formas parte de ella.

Ya lo dijo Platón “El precio de desentenderse de la política, es ser gobernado por los peores hombres.”

Porque para combatir la corrupción política, debemos conocerla, para mejorarla, y así controlar a los que nos gobiernan o aspiran a hacerlo, ya que, de esa forma les resultará más difícil hacer y deshacer lo que les dé la gana y facilitarles todas sus locuras.

Por eso hay que odiar a los políticos corruptos, no a la política en general.

Si te has preguntado ¿por qué siempre gobierna los peores, los opresores, los corruptos, etc.?

Porque tú los eliges, porque tú los votas, porque tú los toleras, etc.

A mí, claro que si me interesa cuánto cobra un político, que preparación tiene, su trayectoria, cuál es su plan de gobierno, etc. ¿Nos va gobernar bien?.

Cuando alguien va a una empresa privada o pública para hacer una entrevista de trabajo tiene que detallar su currículum, indicar todas sus capacidades y cualidades, pasar pruebas o test psicológicos; cosa que todos vemos normal. Entonces ¿Por qué no les exigimos lo mismo a los políticos?, y nos quedamos con los que verdaderamente valgan para el trabajo

Nuestro país ya no puede soportar más, necesita políticos comprometidos con el pueblo y que legislen, gobiernen en un bien común, no de unos cuantos. Recordemos que les estamos pagando nosotros, por eso tenemos que exigirles, porque si no el resultado será, que nos seguirán robando hasta nuestra dignidad…

Un político debe tener talento, saber ser un líder y tener un nivel alto en conocimientos de todo tipo y trabajar solamente para el pueblo. Además, debe ser leal a sus ideas o principios. Debe de estar consiente que los cargos no son eternos y que atrás de él, hay mejores elementos, con ideas nuevas y con energía; también deben de abandonar esa zona de confort y dejar de ser un vividor del erario público.

Para despedirme les dejo la historia de la palabra POLÍTICA, la cual me ha parecido muy interesante:

Hoy en día, el término “política/o” se encuentra bastante desvirtuado. Si leemos su significado en el diccionario nos inspira respeto, sin embargo, llevado a la vida real podríamos percibirlo más como un insulto. En la Grecia Clásica estaban los politikós y los idiotikós. Los primeros eran los ciudadanos (hombres nativos, libres y dueños de tierras) con plenos derechos políticos que se interesaban por los asuntos del Estado. Los idiotikós, en cambio, (idio significa propio) eran los que se ocupaban sólo de sus intereses particulares o privados. Por lo tanto, si su interés genuino estaba en resolver los problemas públicos se lo reconocía como un politikós, de otro modo era solo un idiotikós.

En tal modo, que todo asunto del Estado era asunto de los ciudadanos.