Mundo.- El Museo de Israel exhibe por primera vez el Génesis apócrifo, uno de los rollos del Mar Muerto que hasta ahora había permanecido guardado en la cámara climatizada construida expresamente para albergar los delicados manuscritos encontrados en las cuevas del Qumrán, de más de 2000 años de antigüedad, y a la que sólo acceden los conservadores del museo.
El pergamino ahora expuesto es uno de los textos más misteriosos de los siete primeros rollos del Mar Muerto encontrados 1947 en una cueva en el desierto de Judea. “Era con diferencia el documento en peor estado, por eso hasta ahora ha sido imposible mostrarlo”, explicó ayer el conservador Adolfo Roitman, director del Santuario del Libro.
Datado en el siglo I antes de Cristo y escrito en arameo, recoge del capítulo 5 del Génesis al 15. Una parte de la Biblia en la que se habla de Abraham y de Noé pero contada con diferencias significativas, de ahí que se le considere un texto apócrifo. Su contenido no hace temblar los cimientos del Vaticano que considera los manuscritos del Mar Muerto de interés universal pero se presta a ser objeto de nuevas teorías de la conspiración para poner en duda el texto Bíblico. “Es sin duda una copia muy antigua de un texto original. Los trazos de la escritura están hechos con mucho esmero, sin errores y eso en esa época solo era posible si se tenía delante el documento a copiar”, dice Roitman. En el pergamino, que se puede ver estos días en Jerusalén, se narra el pasaje del fin del diluvio universal.
A diferencia del Génesis, que recoge que Noé sale del arca con su familia y lo primero que hace es erigir un altar y hacer un sacrificio para Dios, el manuscrito conservado en la Ciudad Santa cuenta cómo Noé hace el sacrificio dentro del arca. “Desde un punto de vista histórico también tendría sentido porque si estamos hablando de la destrucción que arrasó la tierra, el sacrificio lo habría hecho para asegurarse de purificar el exterior”, cuenta Roitman junto a la vitrina que contiene el texto. Además, estos fragmentos del Génesis apócrifo no están narrados en tercera persona, sino que es el mismo Noé quien cuenta la historia.
Su enorme deterioro ha traído de cabeza a los especialistas durante décadas. Por eso ni siquiera se ha podido digitalizar para ser consultado online. De las 22 columnas que lo componen, las mejor conservadas son las últimas, de la 18 a la 22. “Tiene su lógica porque al permanecer enrollado, los caracteres del final del rollo son los que menos expuestos han estado a la luz y a la humedad”, explica Roitman. Son los únicos fragmentos de este pergamino que se mostraron fugazmente en 1955, en el edificio Terra Sancta en Jerusalén, cuando el entonces primer ministro de Israel, Moshe Sharett, anunció que el Estado israelí había comprado los cuatro rollos perdidos que faltaban de los siete que se encontraron en la llamada Cueva 1 del Qumrán.
Fuente: El País