A propósito del cambio de sede del club de futbol Monarcas Morelia a la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, y de la mucha información económica que giró y gira en torno al mismo, se hace necesario realizar algunas reflexiones con dicha perspectiva.
Primeramente, me sumo al dolor de miles de Morelianos y Michoacanos que han visto cancelado de un momento a otro la participación de su equipo de futbol en máximo circuito del balón pie en nuestro país. Por mucho, el futbol es el deporte que ha unido y une a personas, amigos y familias en nuestro Estado, una buena parte de la población Michoacana asistió, o al menos estuvo de alguna manera relacionado con lo que sucedía en el Estadio Morelos durante un juego de futbol. Por lo que, quien escribe, hace votos para que se mantenga en la medida de las posibilidades, un equipo de futbol representativo de la ciudad y el Estado.
Por otra parte, y entrando en materia, queda más que claro que la salida del equipo Monarcas de la Ciudad y el Estado tiene un impacto económico considerable, la fuga de este tipo de inversiones según los analistas, representa que más de 9,000 personas perderán su empleo y que habrá perdidas por el orden de $4,500 millones en todo el Estado.
Si bien la decisión tomada por los dueños de la franquicia de Monarcas Morelia en términos morales puede no ser la mejor y genera cierto disgusto social en Michoacán; también es de considerar que, cualquier empresario que invierte su dinero en algún proyecto, busca las mejores condiciones para el mismo. Explorar y definir escenarios preferenciales para la venta de algún producto o la provisión del determinado servicio con la intención de obtener una ganancia, no debe ser una actitud empresarial que sorprenda, en todo caso, debe ser entendida como una demanda corporativa, que, si no es satisfecha en un Estado del país, será satisfecha en algún otro.
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Para el caso particular y según lo informan medios nacionales y locales, una buena parte de la decisión tomada por el Club Monarcas Morelia radicó en la posibilidad que tuvo el Gobierno del Estado de Sinaloa de subsidiar un monto por el orden de los $400 millones, condición que no pudo solventar el Gobierno del Estado de Michoacán. Fue imposible pensar que el Gobierno de nuestro Estado realizara tal desembolso, sobre todo por la infinidad de necesidades que existen en nuestro Estado y, particularmente, por los gastos que se están realizando para la atención del Covid-19.
Pareciera que, el Gobierno del Estado de Sinaloa goza de abundancia de recursos, o que al menos cuenta como mayor capacidad financiera que el Gobierno de Michoacán, a grado tal que le permite realizar tales desembolsos y que, con el presupuesto público con el que cuenta ha podido además satisfacer las diversas necesidades en su entidad y solventar los gastos generados por el Covid-19.
Pero no, no es así, el Gobierno del Estado de Michoacán tiene mayor capacidad financiera que el Gobierno del Estado de Sinaloa y me permito aportar algunos datos. Según los Presupuestos de Egresos de ambos Estados, aprobados por sus Congresos Locales, para el año 2020 Sinaloa cuenta con un presupuesto apenas superior a los $55,000 millones, mientras que el presupuesto público de Michoacán es de casi de $76,000 millones; es decir, la capacidad financiera de Michoacán supera por $21,000 millones a la de Sinaloa.
¿Cómo puede el Gobierno de Sinaloa desembolsar $400 millones con un presupuesto menor? La respuesta es simple, el Gobierno de Sinaloa hace uso eficiente del recurso público; ya que, mientras en Michoacán utiliza poco más de $54,000 millones para el pago de la burocracia y su funcionamiento, en el Estado de Sinaloa solo se destina $35, 000 millones; es decir, con menor recurso público atiende las necesidades públicas en una extensión territorial de poco más de 58,000 kms2, por cierto, similar a la extensión territorial de Michoacán.
Por su parte, el gasto en inversión pública para el Estado de Sinaloa es del 7% del total del presupuesto, mientras que para Michoacán solamente el 2%. En resumen, el margen financiero y de acción que tiene el Gobierno de Michoacán es mínimo en comparación con el estado señalado, lo que representa que si existe la intención publica de impulsar este, u otro proyecto que derive en la creación de empleos e ingresos, el Gobierno de Sinaloa tiene la capacidad financiera para realizarlo.
Y así, si ampliamos el análisis, no solamente a la salida de un equipo de futbol del estado, si no a muchas otras empresas, de sectores diversos, que consideran encontrar en Michoacán las condiciones para su establecimiento, propiciar empleos y derrama económica; desisten, en buena medida, por la insuficiencia financiera del Gobierno Estatal, que posibilite el acompañamiento a través de subsidios y otras facilidades.
Para concluir, se requiere ajustar varios aspectos de la vida económica de nuestro Estado que deriven en mayores puestos de empleo e ingresos para la población, no es solamente en el ajuste en la inercia del gasto público del Gobierno de Michoacán, si no en muchos otros componentes de la economía local. Nos urge que no se fuguen las inversiones ya establecidas, si no que lleguen otras más. De lo contrario, seguiremos siendo espectadores, del auge económico en los estados vecinos.
*El autor fue Presidente del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán de Ocampo A.C., actualmente estudia el Doctorado en Ciencias Administrativas y es consultor en temas de economía y finanzas públicas
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