México, DF.-Cuando era una niña, Tenía un montón de muñecas, y las amaba a todas y cada una de ellas. Les daba nombres, biografías, e historias.
Incluso les hacía pequeñas comidas! Teníamos aventuras juntas. Me devastaba si perdía una. Se me rompía el corazón cuando una se rompía. Cada una de ellas era una amiga muy especial para mi cuando era niña.
Aún así, por alguna razón, mi mama insistía en que no debía jugar con las muñecas Barbie, sin importar lo genial que fueran sus casa de muñecas. No terminaba de entender el por que, hasta que era adulta.
Las muñecas siempre han generado mucha controversia. Sus cuerpos idealizados y con curvas, maquillaje excesivo, e incluso su tono de piel puede afectar mucho la forma en que las niñas se perciben a si mismas.
Con expectativas tan altas proyectadas hacia nuestras hijas, como se supone que se sientan cuando se vean al espejo?
Si las muñecas representan lo “bonito” pero no representan o no se parecen a las chicas que juegan con ellas, que van a pensar estas chicas de ellas mismas?
Las madres alrededor del mundo a menudo luchan con este predicamento. Quieren que sus hijas tengan juguetes asombrosos, pero ciertamente no quieren que tengan problemas de auto estima
Como le provees a una niña pequeña un regalo tradicional y sentimental como este, sin causarle un daño potencial a su autoestima?
La solución es difícil, pero una madre esta descubriendo como navegar el mundo de muñecas e imágenes hiper-sexualizadas.