Por Karla Chacer
Desde que los deportistas mexicanos comenzaron a presentarse en las competencias olímpicas, la mayoría de los comentarios que escuchaba eran del tipo: “Ni vamos a ganar medallas”, “esos deportistas solo van a hacerle al cuento, ni son buenos”, “los van a regresar pronto”, “no ganan porque son mediocres”. Previo a esto, el presidente de la república les dijo que ellos serían el reflejo de lo que pasa en México.
Bueno, de todas las citas que he mencionado, lamento decir que la más acertada es la de nuestro presidente. En efecto, los deportistas que fueron a representar a nuestro país reflejaron la desorganización y poca seriedad de la CONADE al grado de dejar sin apoyo a muchos deportistas, pero sí a estar dispuesta, seguramente, a pagar el viaje de Alfredo Castillo a los juegos olímpicos de Río.
Gracias a los deportistas mexicanos me quedó claro que hacen un verdadero esfuerzo al llegar a competencias de este nivel y que están dispuestos a representar a un país que prefiere criticarlos por su peso, apariencia y exigir que ganen medallas de oro, como si hubiesen tenido las mismas posibilidades que un deportista norteamericano, por poner un ejemplo.
Veo difícil que un deportista que se ve obligado a pedir apoyo monetario de manera independiente, que debe tener un trabajo que lo sostenga porque no cuenta con patrocinadores, que debe costear por su cuenta las instalaciones, entrenadores y equipo que requiere, agregando que probablemente su situación económica no es la más estable, pueda llegar a tener el mismo rendimiento que un deportista de tiempo completo que sí cuanta con todo el apoyo necesario para aspirar a una medalla olímpica.
Como en muchas cosas, queremos estar en los primeros lugares de todos los rankings mundiales, pero que sea sin compromiso o esfuerzo alguno, por favor. Y si no lo conseguimos, preferimos culpar al último eslabón. En este caso, como hice referencia al principio, se prefiere señalar de mediocres a los deportistas y no aceptar que es el resultado de un cúmulo de corrupción e indiferencia por parte de nuestras dependencias de gobierno.