La ideología.
Es preciso hacer una pequeña introspección y narrativa de lo que constituyo el PRD a nivel nacional, y en uno de sus principales laboratorios ideológicos que fue nuestro Estado de Michoacán.
El camino cuesta abajo, traía consigo, una serie de elementos como réplica de la hegemonía potentada y dominante del partido revolucionario institucional. La respuesta arrastraba un origen que estaba gestando la movilización y la emancipación, a través de la unificación, organización y agrupación de las distintas definiciones que asemejaban el júbilo ideológico de las llamadas izquierdas. Nace el FDN, como respuesta al imperante sistema que fraguo el conservadurismo en las siglas del PRI.
El ascenso del PRD estuvo bajo la sombra del menosprecio frontal del rechazo y las dificultades que operaban a través del sistema tradicional de un omnipotente partido; era obvio que este movimiento nacía bajo el idealismo teórico de la izquierda, y para romper con las reformas neoliberales que traían un retroceso social, sobre todo a través de una columna democrática que aterrizara la oxigenación de un nuevo cambio sociocultural y político.
La adhesión de distintos grupos sociales, movimientos estudiantiles, sindicatos y organizaciones populares, daban presencia a uno de los partidos que en los 90 y principios del siglo XXI, se convertirían en una verdadera fuerza que competía en el terreno no solo electoral, sino político a través de las propuestas de una agenda meramente social y democrática. La estrategia del PRD, y la agrupación de distintos liderazgos, amalgamo una fuerza política competitiva que enfrentaba una de las elecciones más sucias y desaseadas de la historia de nuestro país; el 2006 fue arrebatado el primer triunfo de la izquierda a través de una operación manipulada y orquestada desde la cúpula del sistema, y del bloque más potentado del país.
La traición.
La cercana relación y la tentación de los grupos que se apoderaron de la estructura Nacional del PRD, permitían a los grupos dominantes, una condescendencia indecente para pactar acuerdos que contraponían los intereses y la edificación de aquellos principios que combatieron al autoritarismo. La operación del pacto por México, fue la que capitalizo el inicio de la decadencia política de uno de los institutos que trasmitía la confianza de todos los sectores que se identificaban con el neocardenismo; esta aberración trajo consigo, el indigno proceso de una declaración de principios que había sido trastocado y prostituido por una cofradía que subyugo bajo la muestra debilitada: que es más importante los espacios del poder, que los mismos proyectos de una agenda social. Este inexpugnable desarrollo del PRD, tuvo efectos a través de las fricciones, el divisionismo, las renuncias de varios liderazgos entre ellos: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y López Obrador, dos de los referentes más visibles de la izquierda en nuestro país.
Pero esa premisa, sería solo el inicio del apocalipsis partidario del PRD. La suspicacia y la rumorología producía un estupor; la propuesta era irreal, atípica pero al final posible. La militancia enmudecía bajo la génesis de concretar uno de los procesos más vergonzosos para la vida democrática e historia del PRD. El consejo nacional del partido revolucionario institucional, daba el aval para la conformación de un frente que hipotéticamente hiciera contrapeso al sexenio de EPN, pero también a su ya declarado rival: Andrés Manuel López Obrador. Abrir la posibilidad de acompañar al PAN en coalición para las elecciones del 2018, significaría el derrumbe ideológico y la sumisión que contraponen de forma natural su principal agenda política, social y económica. La apuesta de un modelo que centralizara un modelo democrático, sería la metodología propagandística y estratégica del partido; “romper con los prejuicios, el esquema y el paradigma político” era meramente una apuesta amorfa, sin pies ni cabeza, y con una plataforma que incluía la negociación más oscuras de México al frente, que era colocar las aspiraciones de Anaya como candidato, Barrales como contendiente al Distrito Federal y el reparto de distritos, y senadurías para el MC, PAN y PRD. El pragmatismo que concluyeron en esta coalición, los llevo a un fracaso enorme, pero también tendieron la alfombra para que el Obradorismo, llegara a palacio Nacional, capitalizando a todos los sectores y organizaciones que habían sufrido el desprecio irracional de su dirigencia.
“El agua y el aceite se podían mezclar”.
Esa era la narrativa de los referentes más visibles de la coalición que se envanecían envenenado su discurso en descalificar a López Obrador; la energía se centraba ya en el Tabasqueño, porque las tendencias apuntalaban a que sus posibilidades de llegar al poder, parecían estar cercanas. Otras vez desviar la atención a través de una ofensiva similar al 2006, que había traído frutos a Felipe Calderón, tras una estrategia de manipulación comunicativa, descalificaciones y campañas electorales sucias que manipulaban a través de distintos mecanismos y herramientas, ponían en la antesala de una contienda, en esta ocasión distinta.
Las redes sociales produjeron una emancipación libre del electorado, que se sumó al hartazgo social y a la apuesta de un nuevo paradigma político.
La traición era evidente, el PRD de rodillas construía un frente que anteponía la decisión de las bases; sin consultas y con determinaciones unilaterales, el PRD sepultaba su ideología, los proyectos, los ideales, el pensamiento democrático y la dignidad de un partido. Las candidaturas, las posiciones las prerrogativas fueron parte de la concentración unilateral que edificaron figuras como los “Chuchos”, Barrales, entre otros. La ambición termino de impulsar un histórico, pero al final fatídico bloque de corrientes que siempre mostraron una fragilidad porque el desprendimiento de esa lucha social de años, se estaba sepultando por la tentación de abrazar el poder por la vía más deshonesta para el partido del sol Azteca: su adhesión con el PAN.
El desastre.
Era más que evidente que las tendencias y la naturaleza de esta coalición, no solo afectaría la sensibilidad de los grupos más conservadores del panismo, sino al voto duro que había consolidado el partido del sol. El problema parecía más catastrófico de los que los especialistas visualizaban; nunca termino de cuajar esa ida absurda derivada del egocentrismo y la frivolidad de algunos personajes que ya proyectaban un problema enorme de identidad muy desgastada de una campaña que a todas luces parecía difícil de descifrar. Las ambiciones particulares de algunas corrientes al interior del partido, sesgaban el camino cuesta bajo de una plataforma sin sustento ideológico; muchos de ellos, sin identidad, sin principios, sin liderazgos, sin credibilidad y con una lingüística cargada al itinerario neoliberal del panismo.
Por México al Frente nunca termino por consolidarse, ni mucho menos penetrar en ambas estructuras. El problema se agudizo cuando el PAN impuso las cartas sobre la mesa, por la estructura que poseían. Excluyo un posible candidato emanado del PRD, y cargo sus baterías en un conflicto abierto entre el PRI y López Obrador. Ese afán desmedido e irracional comenzó a debilitar aún más las aspiraciones del PRD; nunca capitalizaron, ni mucho menos visualizaron que la creciente simpatía de López Obrador, sería la punta del iceberg de la elección del 2018.
Llego el 2 de Julio del 2018, y la hecatombe comenzó a percibir el clima del desánimo, del descontento que trajo la consecuencia de haber negociado y vendido los principios a uno de los partidos antagónicos al perredismo. El sello que marco esta dinámica, arrojo 1, 300,000 votos, lo que constituyo tan solo el 2.87 % de la votación total. Una cifra pobre a comparación de las elecciones pasadas donde habían rebasado los 10 millones de simpatizantes.
La columna vertebral del PRD, comenzaba a desdibujarse, ante una serie de señalamientos, intercambio de culpas y la inmadurez que mostraron muchos personajes que sostenían el movimiento con entusiasmo de su socio político el PAN. El problema se agudizo, vinieron los pronunciamientos, los balances y la evaluación; desafortunadamente los resultados no favorecieron en nada a los candidatos del PRD; perdieron varios bastiones importantes entre ellos la Ciudad de México.
Ahora, solo conservan Michoacán, y ante una disyuntiva ambivalente e ideológica que arrebato el corazón del partido en manos de una sola corriente: Foro Nuevo Sol. La arrogancia de algunos políticos al interior del partido Estatal, hicieron que el compromiso social, pero también ético de sus principales figuras, se diluyera ante su militancia; las definiciones marcaban un anacronismo reaccionario de ese viejo régimen conservador, de imponer candidatos a través del “albazo”. El discurso parece estar lleno de recelos aislados por el pacto que hizo con otros partidos; pero los responsables son ellos mismos, al intercambiar y negociar espacios. Todos son culpables, hasta los que se fueron; ellos también tomaban decisiones, eran parte de ese barco llamado Por México el Frente; una vez que naufrago porque encontró aguas profundas y un maremoto llamado López Obrador, no tuvieron más remedio que reconocer el fracaso.
El futuro.
Como consecuencia de esta etapa, hay varios matices que son importantes de subrayar; entre ellos, la reconstrucción de una nueva dirección que edifique el ánimo conciliador de la militancia; así mismo, una depuración de los registros de afiliación para reorganizar una nueva etapa que permita evaluar exactamente las posibilidades reales que tienen para el 2021. Así mismo, una estrategia desde el gobierno que considera la austeridad administrativa en distintas políticas públicas; entre ellos incluye, el recorte a los medios de difusión comunicativa; recorte al gasto corriente y la venta de varios aeronaves que pertenecen al gobierno del Estado, como medida estricta.
La medida es buena, pero llega tarde en los primeros cuatro años del gobierno; sin duda alguna existió una parte de insensibilidad de algunos funcionarios que proyectaban una clara falta de visión de los principales problemas que aquejaban al Estado. Los ahorros por supuesto que impactan en buena medida el techo financiero de esta administración, sin embargo, algunos funcionarios están etiquetados por ese dispendio que hicieron al inicio de esta gestión. Es preocupante, porque los avances y carencias del Estado, se agudizaban para tener un mejor desarrollo en las políticas públicas.
Frente a estas situaciones, y ante la nueva dirigencia Estatal del partido, se fraguan nuevas directrices que consideran un abanico extenso de actividades; una de ellas, es el posicionamiento a posteriori sobre las definiciones del partido, y las coaliciones con otros institutos políticos. Estas se formularán, “únicamente como las fuerzas que tengan afinidad con la izquierda”; pero en otras columnas me hacia la pregunta: ¿Cuáles fuerzas?, si el PT y MORENA son aliados; solo queda MC, que es un comodín que brinca de un lugar a otro según sea el impacto de sus intereses. Ahora, es vergonzoso ver que el PRD se lamenta de haber negociado una correlación con el PAN; es muy tarde para lamentaciones, ya que el padrón y la fuga de simpatizantes se dieron bajo un esquema poderoso.
Es un gran reto, sin embargo, el desencanto de su militancia, muestra una desigualdad producto de que claudicaron no solo con sus principios, sino con aquellos sectores que tanto daño le hicieron a nuestra Nación. Las expectativas parecen sumergirse en un profundo vacío que por supuesto no favorecen en nada a las aspiraciones del 2021, a pesar de que están al frente del poder.
En Michoacán habrá una transición de partido, eso es un hecho ineludible; le arrebataran el ultimo bastión del Cardenismo al Estado. Sin duda brincaran más bloques y cuadros que se identifican en la izquierda, porque desde aquel enfoque, no los voltean a verlos, ni los tomas en cuenta para la toma de decisiones; el PRD Estatal es solamente Foro Sol, y las figuras de Juan Carlos Barragán y Toño Soto, el primero quiere ser presidente municipal de Morelia. El recién creado instituto político de MORENA trae el efecto de López Obrador, una figura que ha estado blindada por esa legitimidad de más de 30 millones de votantes que obtuvo; ya arrebato dos bastiones en: Puebla y Baja California, y se perfila hacer el gran ganador de las elecciones intermedias del 2021, entre ellas Michoacán.
El PRD perdió la brújula cuando permitió la injerencia y la intromisión de actores externos a su ideología; pero también, cuando le dio jugada al PAN y a EPN con los acuerdos que abrían la brecha a las reformas neoliberales.
MORENA o más bien AMLO ganara Michoacán en las próximas elecciones en Michoacán, la lógica así lo indican; las tendencias se inclinan hacia hacía ese partido, pero también la intransigencia de algunos políticos que solo simulan en el PRD.
Me produce cierto escepticismo, porque crecí con la insipiente fuerza que gestaba el PRD a nivel nacional.
Nos vemos pronto.
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