“Inconmensurable” (adjetivo: que es muy difícil o imposible de medir o valorar) fue la palabra que utilizó el Dr. López-Gatell en una de sus conferencias de prensa vespertinas sobre los reportes diarios del Covid-19 en la difícil tarea de explicar, re-explicar y volver a explicar a la prensa en general, el cómo funcionan las pandemias, cómo se miden, cómo se les da seguimiento y cómo se actúa, actuará y se ha actuado ante esa situación en México. Inconmensurable también ha sido la cantidad de actos irresponsables cometidos durante la contingencia sanitaria que, guardando distancia con los fallecimientos, terminarán siendo el trago más amargo de la pandemia.
Desde el desacato a las recomendaciones oficiales en los primeros días de la contingencia sanitaria que versaban únicamente en aislarse personalmente, no acudir a eventos masivos, suspender o no realizar viajes internacionales y mantener la sana distancia. Hasta la utilización continua de falsas noticias, cadenas, videos y audios por parte de “líderes de opinión” e incluso gobernadores, para generar un ambiente de zozobra en la población que ha querido ser utilizado para incluso proponer la separación de estados de la república del pacto federal o medidas dudosas para el control de la sociedad.
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Sin dejar de lado lo inconmensurable, es paradójico como justamente en estas fechas en las cuales, gran parte de la sociedad mexicana rememora religiosamente a su redentor, el cual fue crucificado para la salvación espiritual de todos, y que por otro lado se hagan presentes los actos de discriminación, violencia y vejación en contra del personal médico que ahora lucha para controlar la pandemia. Paradójico, como la doble moral que imperaba al inicio de la contingencia sanitaria cuando los más privilegiados acusaban de irresponsables a los más pobres por salir de sus casas a buscar el sustento.
Paradójico porqué aquellos que piden que se cuide a la población en su salud, sean los mismos que difunden miedo y desinformación creando grupos privados en las redes sociales con el único motivo de persuadir a la opinión pública. La politización y/o monetización de la tragedia parece que tiene como objetivo el de hacer cambiar de opinión mediante el miedo y la desinformación a millones de mexicanos que depositaron su confianza en un cambio de régimen para que se rehúya al cambio, regresando a las formas conocidas de corrupción y barbarie. Aquellos que, en su momento, acusaban de que se estaba creando un ambiente de polarización en la sociedad, son los que ahora a la menor provocación intentan polarizar.
Lo Peor de la Pandemia del Covid-19 en México, no se atañe exclusivamente a la caída de las economías formales e informales, a la caída del precio del petróleo, a la baja de valor del peso mexicano, a la violencia contra el personal médico, a las invaluables pérdidas humanas, sino también a la irresponsabilidad y mezquindad que tiene por objeto hacer presa de pánico a la sociedad para que esta caiga directa a sus pies.
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