Mundo.- El cáncer en cualquiera de sus tipos, es un tema bastante delicado pues si bien lo recomendable es siempre acudir con un médico especialista ya que no existe una cura en especifico solo tratamiento y si se siguen las reglas al pie de la lera se puede derrotar la enfermedad.
Sin embargo esto a muchas personas no les reconforta por lo que tienen que acudir a ayuda de otras personas inexpertas en el ámbito y que de alguna manera les hacen creer que la cura puede solucionarse fácilmente, y no es así.
En cientos de mercados mexicanos, sobre todo en los tianguis, se oferta una gran variedad de productos milagro, aquellos artículos que reciben este nombre por, supuestamente, curar una enfermedad para la que la propia medicina no ha encontrado una cura.
Pero lo cierto es que hacen todo lo contrario en algunos caso ha llegado a dañar de manera severa al hígado, el riñón, el corazón, entre otros y en muchos casos es tanta la repercusión que los tratamientos convencionales como la quimioterapia o la radioterapia tienen que suspenderse de manera definitiva para no poner en mayor riesgo la vida del paciente.
Pérdida del sentido del gusto y de la vista, fatiga crónica, debilitamiento del cuerpo, hepatitis, alteraciones en el funcionamiento del corazón, del cerebro, formación de cálculos renales, pérdida de cabello, descalcificación y capacidad cognitiva, son los efectos más frecuentes en los pacientes que consumen productos milagro.
Uno de los más recurrentes es el cartílago de tiburón, el cual, según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), no se recomienda ingerir para luchar contra el cáncer. «No es posible recomendar el uso de cartílago de tiburón como tratamiento para personas con cáncer fuera del contexto de ensayos clínicos bien diseñados», revela el organismo en un informe presentado en octubre del año pasado, publicado en El País.
Si en Google, por ejemplo, buscamos “cartílago de tiburón”, aparecerán diversos lugares en donde se vende, es decir, el acceso a él es demasiado fácil. Quienes lo usan, pasan por alto, quizá, que los fabricantes de estos productos no tienen la exigencia de pruebas de efectos anticancerígenos, como se le exige a otros fármacos.
Usar un producto milagro conlleva una gran responsabilidad. Independientemente de la fe que tengamos en que se curará o no, no sólo el cáncer sino cualquier otra enfermedad, debemos acudir al médico para solicitar su recomendación. Este tipo de productos, como ya lo vemos, podrían traernos más riesgos que beneficios.
Con información de news.culturacolectiva.com