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Lázaro Cárdenas y los movimientos sociales – La Opinión de Pável Uliánov Guzmán

El 21 de mayo se conmemora el aniversario del natalicio de Lázaro Cárdenas del Río, una de las figuras históricas más recordadas e importantes del México contemporáneo, por lo que contexto es propicio para desmitificar sucintamente la figura del general Cárdenas y entender mejor el proceso histórico conocido como cardenismo.

El cardenismo fue posible al menos por dos factores: la crisis económica y la creciente movilización de las masas trabajadoras, fue la continuación de la crisis internacional de 1929, lo que permitió la creación de un entorno social idóneo para las protestas y las manifestaciones sociales, las cuales, terminaron por promover y apoyar un gobierno popular como el que encabezó Cárdenas.

En la década de los 30´s del siglo XX, en general el campesinado se encontraba molesto, pues diez años de la revolución, todavía no había un reparto agrario masivo, paralelamente, en las ciudades, los obreros también se mostraban inconformes, durante los primeros días del gobierno cardenista, hubo más de mil huelgas, tanto campesinos como obreros amenazaban con radicalizar sus acciones.

Lázaro Cárdenas del Rio no fue un reformador magnánimo y omnipotente que alivió los pesares del pueblo mexicano, en contraparte, tampoco fue un político títere que sirvió únicamente a los intereses de la clase en el poder. Cárdenas fue un general que supo entender el contexto histórico en que vivía y un gran operador político, encausó las energías populares, mismas que desafiaban con nuevas revueltas, recordemos que Cárdenas tenía fama de ser un reformador moderado como lo había demostrado durante su gobierno al frente del estado de Michoacán, parecía ser el político ideal para enfrentar el acenso de la lucha obrera y campesina, en suma, el cardenismo fue una forma de adaptación del Estado ante una profunda movilización de masas.

En síntesis, durante los 6 años del gobierno cardenista (1934-1940) ocurrieron importantes cambios y transformaciones en diversos ámbitos de la vida nacional, en lo económico: la consolidación de la burguesía nacional, la expropiación petrolera y la lucha contra los monopolios extranjeros, en lo político: la cooptación de los sindicatos, la expulsión de Elías Calles y el encumbramiento de un partido en el poder, en lo social: el reparto agrario y las mejoras sindicales, en lo cultural: el fortalecimiento del nacionalismo. En todo ello, la movilización de masas jugó un papel fundamental, sin embargo, en perspectiva histórica, al final hubo un gran vencedor, el Estado, que se consolidó como árbitro del conflicto social y posteriormente, un régimen totalitario.

La movilización campesina fue la principal base de apoyo del cardenismo, en este marco, el reparto de tierras fue el elemento central de la acción agrarista. Entregó 18,786,131 hectáreas. Parte de la política agraria también fue el incremento de la inversión pública al campo, la canalización de créditos, la irrigación, entre otras cosas. El reparto agrario le permitió al gobierno cardenista obtener una gran simpatía, respaldo y base social campesina. Lo que le redituó con un gran pilar de apoyo para su gobierno.

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En lo referente al movimiento obrero, el gobierno cardenista apoyó muchas de las demandas económicas y gremiales del movimiento obrero: la implantación general del salario mínimo, el día de descanso semanal obligatorio pagado, aumentos salariales y respeto de derecho de huelga y sindicalización. En consecuencia, el movimiento obrero al ver las diferentes mejorías colectivas, apoyó decisivamente al gobierno, con lo que se convirtió en el segundo pilar al servicio de las políticas gubernamentales.

En el devenir histórico, la energía social fue finalmente atajada y canalizada por el Estado, el campesinado fue subordinado por medio de la Confederación Nacional Campesina (CNC) y el movimiento obrero fue sometido por la Confederación de Trabajadores de México (CTM), las confederaciones sentaron las bases para el dominio vertical de los sindicatos y de las organizaciones populares, pese a todo, la lección histórica y el ejemplo que nos ofrece este periodo, es la constante movilización de campesinos, obreros y trabadores para la transformación del país, quedó demostrado como la presión social por medio de grandes manifestaciones, huelgas, mítines, bloqueos y paros contribuye al cambio dialéctico de la sociedad.

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