La congruencia como su antónimo la incongruencia son términos bastante utilizados en la jerga política, estos básicamente van midiendo el actuar de los personajes políticos entre sus ideas, dichos y acciones, en resumen, lo que prometen ser o hacer pero que dejan de hacer o lo que nunca lograron ser. Esta pequeña introducción nos ayuda para entender lo que sucedió este pasado domingo cuando el Gobernador de Michoacán Silvano Aureoles Conejo publicó en su cuenta personal de Twitter un comentario alusivo a las vallas colocadas en el perímetro de Palacio Nacional en la Ciudad de México debido al contexto de las marchas del 8M, si bien el mensaje pareciera ser correcto, en el fondo remarca las profundas incongruencias de su gobierno.
De esta manera se antojaba sencillo el escribir de la siguiente forma el tuit que dice: “Las murallas son un símbolo de los gobiernos separatistas y una ofensa para un pueblo de por sí ya lastimado con las decisiones de quienes deberían procurar su bienestar, seguridad y desarrollo.” Un comentario que parece que confirma lo que hemos afirmado en muchas ocasiones, el hecho de que la oposición política al Presidente Andrés Manuel López Obrador le gusta verse en un espejo al momento de criticar las acciones tomadas por el Gobierno de la Cuarta Transformación.
No podemos negar en este momento, que fue Silvano Aureoles Conejo el que con otros Gobernadores alineados en un bloque de intereses particulares fueron los primeros que amenazaron de separar a sus entidades del pacto federal tanto del pacto fiscal, una decisión o amenaza no concretada que lastimaría a un pueblo ya herido como lo es Michoacán, que ha vivido episodios lamentables como la nula coordinación del Gobierno de Leonel Godoy con Felipe Calderón y la irrupción de Alfredo Castillo como un Delegado con facultades extraordinarias, situaciones que parece que concuerdan más con el pasado de la región que con el presente que quiere exponer el Gobernador.
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Cercar el Palacio Nacional con vallas metálicas es lo de menos cuando se quiere priorizar la seguridad de las mujeres que integraron las marchas del 8 de marzo, así como aquellas que realizan su trabajo siendo policías o elementos de seguridad. Las vallas que deberían molestarnos en Michoacán son aquellas que de manera invisible se levantaron cercando al gobierno del estado para auto engañarse dentro de su palacio de cristal, aquellas que no hacen ver la actual situación de los profesores del estado, de los trabajadores de la UMSNH, de los proveedores del gobierno, como tantas otras que ocupan un último lugar en las prioridades de este gobierno estatal que prima la confrontación con la Federación.
Las vallas que realmente lastiman al pueblo de Michoacán, son las vallas de la incongruencia de una administración que prefiere hacerse escuchar que escuchar a sus propios ciudadanos, que prefiere la confrontación a la coordinación, las vallas de la incongruencia que separan cada día más a la elite de funcionarios con la sociedad que se quedó aguardando un nuevo comienzo.
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