De: Miguel Pérez Pompa
Como parte de todas las tribulaciones que se viven en el Movimiento Regeneración Nacional, el problema de las alianzas políticas no es un asunto menor.
Después de la histórica alianza “Juntos haremos historia” que postuló al licenciado Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República y que arrojó una valiosa pero no imbatible mayoría en el Congreso de la Unión, con el 64% y 52% en las cámaras baja y alta respectivamente, así como aquellos diputados de diferentes partidos que se suman dependiendo la coyuntura, las iniciativas y políticas del presidente han caminado relativamente fácil.
Sin embargo, esto no quiere decir que los partidos conformantes de esa alianza estén de acuerdo en todo, por ejemplo, el PT en la cámara baja rechazó la iniciativa de reducción del financiamiento público hacia los partidos, una antigua pretensión de toda la sociedad. Por otro lado, es bien conocido que la ideología que enmarca al PES no es casi nada parecida a los principios enarbolados por el MORENA y ese tipo de diferencias avivan el dilema político de cada elección: sumar demás partidos que más adelante pueden restar o caminar de manera separada como partido-movimiento.
La primera premisa del dilema se compone gracias al pragmatismo político, no solamente del Morena, que obligatoriamente ocupa hacer trascender las iniciativas y políticas del presidente, asegurando o mejorando la mayoría que sostiene en la cámara baja, también de aquellos partidos que estudiando la coyuntura nacional harán lo que sea necesario para mantenerse vigentes.
La segunda aseveración se fundamenta mayormente en el sentir de la militancia que sostiene que el Morena da más de lo que recibe, que los candidatos llegan a sus puestos gracias a Morena y el liderazgo del presidente, también que estos muchas veces suelen ser propuestas innombrables y ventajosas debido al poco o nulo porcentaje que a veces representan esos partidos.
Esta última aseveración se ha confundido con la soberbia del Morena y es que, con la intención de hacer llegar la Cuarta Transformación a Michoacán, se deberá poner en la mesa ese dilema de ética política, que parece tener resuelto la mitad del problema, la alianza a nivel federal se mantendrá, incluso puede que se amplié. En la alianza local, la soberbia no es exclusiva del Morena y todos barajan sus cartas.