El falaz enunciado del título de este articulo parece resumir el pensamiento de la oposición en los últimos meses, pues pasar de la “gran política” de los acuerdos en los oscurito, la concertacesión y el cogobierno hacia la total irrelevancia los ha llevado a buscar resquicios dónde puedan “protegerse” y ha pintado de cuerpo completo su actuar antidemocrático. Es de todos conocido el agandalle que se vivió en el Consejo General del INE, en donde, adelantándose al proceso de elección del Secretario Ejecutivo del órgano autónomo, se reeligió a Edmundo Molina evitando así un proceso en el cuál participarían nuevos consejeros no adheridos al ulterior régimen.
Incluso en las semanas anteriores al agandalle, el presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, acusado de allanarle el camino al partido político de Felipe Calderón, se reunió en una sesión plenaria con el Grupo Parlamentario del PAN para trabajar la próxima agenda legislativa. También el Consejero Ciro Murayama tomando una posición política en la reunión plenaria del Grupo Parlamentario del PRD, dónde acusó al MORENA de acudir a “triquiñuelas” para acceder a una sobrerrepresentación. Cuestiones nada ligeras que infieren a un posible pacto para defender los privilegios de los altos funcionarios del mencionado órgano en conjunto con los partidos de oposición, obviamente con el discurso de que Andrés Manuel López Obrador pone en peligro al INE, a su autonomía y que esto no debe permitirse (austeridad) en pos de la democracia.
Y es que el discurso de defender la autonomía del referido órgano es utilizado ferozmente por la oposición que afirma que estos órganos deben de ser el contrapeso de los poderes, como si fueran unos “poderes chiquitos”, soberanos, no autónomos. Dada su relevancia como Institución de control se tiene que defender la autonomía del INE en su importante facultad de ser el árbitro electoral, pero eso no los absuelve de corresponder a los reclamos de la sociedad y debe ajustarse, primero, adoptando la austeridad propuesta, no solo por Andrés Manuel López Obrador, sino por las más de 30 millones de personas que decidieron un cambio, es decir, la verdadera soberanía y segundo, dejar de pretender guiar a la oposición al lugar en el que estaba, declarándose en sus actos como su articulador e invitar a la confrontación.
A fin de cuentas, podemos decir que el INE sí está en peligro, pero el INE que creyeron que era suyo, no el que pide la sociedad, ese apenas irá cambiando.
Nota al pie: Al momento de mandar esta columna a la redacción, el presidente del INE declaró ante un medio informativo de la CDMX el hecho de que AMLO no tiene ninguna intención de avasallar al instituto.
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