México.- La Resurrección de Jesús es, sin duda, uno de los momentos más significativos del catolicismo y de la fe cristiana en general. Este acontecimiento conmemora el misterio central de la creencia en la vida después de la muerte, una esperanza que llena de alegría y reflexión a millones de creyentes en todo el mundo.
La Pascua, cuyo nombre proviene del término que significa “paso” de la muerte a la vida, simboliza un cambio profundo y una transformación espiritual para los fieles. Es una jornada marcada por la celebración, la reflexión y la renovación de la fe.
Según el Evangelio de San Juan, al tercer día de la muerte de Jesús, en la mañana de Pascua, María Magdalena acudió al sepulcro y encontró que la piedra que cubría la entrada ya no estaba en su lugar. Alarmada, fue a buscar a Pedro y Juan, quienes confirmaron que el sepulcro estaba vacío. Mientras tanto, María Magdalena se quedó llorando en el lugar del entierro, hasta que Jesús se le apareció y le pidió que compartiera con los demás que él había vuelto a la vida, confirmando así su identidad como el Hijo de Dios.
Semana Santa
Posteriormente, Jesús se presentó ante sus seguidores, demostrando que efectivamente había resucitado. La Biblia relata un diálogo entre Jesús y Tomás, uno de los apóstoles, quien había expresado dudas sobre su regreso. Jesús le dijo: “¿Porque me has visto, has creído? Dichosos los que creen sin haber visto”, reafirmando la importancia de la fe.
Además de celebrar la Resurrección, en la Pascua los católicos renuevan su esperanza en que algún día Jesús volverá a la Tierra, cumpliendo la promesa de su regreso y llenando de esperanza a todos sus seguidores.
La Pascua, por tanto, no solo es una festividad de alegría y celebración, sino también un momento para fortalecer la fe y recordar el misterio más grande de la religión cristiana: la victoria de la vida sobre la muerte.