Quien conoce las principales vías de comunicación del Estado de Michoacán , bien sabe que la ciudad de Zamora es central para desplazarse a Morelia, Sahuayo, La Barca, Uruapan, Apatzingán y La Piedad. Pues precisamente toda esta parte de Michoacán, (la Barca es del estado de Jalisco) es la que está más afectada por el crimen organizado, por el narco y sus brazos armados.
Desde el inicio del 2018 en dichos corredores viales y poblaciones adyacentes y laterales se ha incrementado el número de ejecuciones y actos violentos contra la población indefensa.
Las dos celulitas del crimen organizado que pelean el territorio del señor Morelos, tienen miles de subpartículas beligerantes, es decir que cuentan con varios cientos, si no es que miles de sicarios a su servicio. Son celulitas muy prepotentes y mortales.
Nuestro flamante señor gobernador, el ínclito y logorreico, Don Silvano Aureoles Conejo, aclara que en Michoacán no pasa nada, y que si algo ocurre, no es su responsabilidad, pues para poder controlar al crimen organizado se requieren diez y siete mil policías y Don Silvano sólo recibió setecientos elementos al inicio de su fastuoso mandato, que cada año añade mil policías a los setecientos, pero que mientras no tenga sus diez y siete mil, que los michoacanos aguanten ejecuciones, robos a mano armada de vehículos y casas, levantones, secuestros, quema de vehículos y de negocios, cierre de carreteras, suspensión de todo tipo de actividades comerciales, educativas y religiosos. Hizo la aclaración que los eventos de relumbrón no se pueden suspender, ya que nuestro egregio Don Silvano, a donde va, todo está en paz; ya que sus cientos de guaruras lo resguardan y protegen de los criminales y del contacto asqueroso con la chusma no acarreada.