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Rusia.- Este es un fenómeno que se está presentando desde el año 2018: osos polares que buscan alimento entre la basura de una remota aldea del Ártico ruso. El brusco cambio de ecosistema -pasar de los suelos gélidos que se derriten al agreste escenario de crecimiento urbano- afecta considerablemente a estos especímenes que caminan entre las fauces de los desperdicios.
En febrero la presencia de osos polares aumentó de manera abrupta: más de 50 osos llegaron hasta la aldea de Beluchia Guba, en el archipiélago norte de Nueva Zembla, en la zona ártica de Rusia, y al menos 10, recorrieron las calles e ingresaron a varios edificios.
Las autoridades locales decretaron el estado de emergencia durante una semana y pidieron ayuda a Moscú. Las imágenes del incidente recorrieron el mundo, y algunos especialistas responsabilizaron a las autoridades, principalmente por el enorme depósito de residuos a un costado de la aldea, donde los osos estuvieron un largo tiempo devorando lo que encontraban.
Sin embargo, expertos en estos animales apuntaron que la causa fundamental que motivó la aproximación de los osos a los humanos fue el congelamiento tardío del mar, suceso que los forzó a buscar fuentes alternativas de alimento ante la difícil tarea de cazar en su ecosistema principal.
A medida que Rusia aumenta su presencia en el Ártico -en busca de proyectos energéticos, la navegación del Pasaje del Norte e intereses militares estratégicos- los expertos predicen que habrá más encuentros inesperados entre humanos y osos.
“El desarrollo en el Ártico definitivamente hará aumentar los conflictos con seres humanos, especialmente ahora que los osos polares están perdiendo su plataforma de vida en varias regiones”, dijo el biólogo Anatoly Kochnev, quien ha estudiado osos polares desde la década de 1980.
Especialistas responsabilizaron a las autoridades, principalmente por el enorme depósito de residuos a un costado de la aldea, donde los osos estuvieron un largo tiempo devorando lo que encontraban
Nueva Zembla, un archipiélago de dos islas entre los mares de Kara y Barents, es un buen ejemplo de la nueva frontera rusa que queda centro del hábitat natural de los osos polares. Los osos en el mar de Barents son testigos de una rápida reducción del hielo.
Según la entidad Polar Bears International, esa especie ha perdido 20 semanas de hielo al año en las últimas décadas. “La observación del hielo muestra que previamente el hielo cerca de Beluchia Guba se formaba en diciembre”, explicó Ilya Mordvintsev, del Instituto Severtsov en Moscú, uno de los miembros del equipo que colaboro en la ‘invasión’ de los osos polares en la aldea.
“Durante miles de años, los osos migraron en esta época del año para cazar focas. Este año, sin embargo, llegaron a la costa y no había hielo”, añadió. Si bien desde octubre del 2018 -época de mayor número de osos- el hielo se ha formado paulatinamente, no se descarta que esta situación vuelva a presentarse. Y, quizá, en un espacio de tiempo no muy lejano.
Nueva Zembla había sido un territorio de pruebas nucleares en la época de la Unión Soviética, aún en la actualidad permanece como un territorio de acceso restringido. Aún así, los militares rusos han construido nuevos edificios y una pista de aterrizaje. Un enorme puesto está en construcción, en apoyo de planes para explotar minas de plomo y zinc.
Kochnev, por ejemplo, aún recuerda el daño causado por el personal soviético de defensa misilística que estuvo estacionado en la isla Wrangel, en el Ártico. En 1991, soldados hirieron con un hacha un oso que se había habituado a buscar alimentos entre los desechos de la instalación militar, y que, además, se había tornado muy agresivo. Los biólogos de la reserva natural en la isla nunca hallaron el oso herido.
Según Kochnev, en la actualidad las instrucciones relativas a los osos polares se concentran más en cómo espantarlos que en cómo prevenir su presencia en un hábitat no adecuado para ellos.
De hecho, uno de los ‘puntos a saber’ durante una hipotética estancia en la aldea es el comportamiento de los osos polares y cómo proceder ante un encuentro -algo que, ante las alteraciones del ecosistema, parece inevitable-.
Mordvintsev señaló que el desarrollo del Pasaje del Norte también presenta desafíos para los osos polares de la región. “El uso de rompehielos en áreas donde las focas cuidan de sus crías termina por afectar a su población”, y esto afectaría a los osos, dado que, según la cadena alimentaria vigente, las focas son su alimento.
El año pasado, el presidente Vladimir Putin ordenó un aumento en la capacidad del Pasaje del Norte (que bordea Siberia hasta el estrecho de Bering), de su actual nivel de 18 millones de toneladas a 80 millones en 2024.
De acuerdo con Kochnev, los osos polares han sido capaces de adaptarse hasta ahora a tendencias desventajosas, y aprendieron a cazar en pequeños grupos en vez de hacerlo individualmente. Pero el calentamiento continúa como un enemigo que camina de la mano con el instinto de supervivencia. “Los osos simplemente abandonarán Rusia”, Sentenció Kochnev.
“Si el período sin hielo aumenta en otras dos o tres semanas, los osos probablemente migrarán hacia el norte de Canadá, donde los cambios son menos evidentes”, comentó.
En ese cuadro, los osos que permanezcan en Rusia terminarán extinguidos por el contacto con los humanos.
Fuente: El Tiempo