Fotografía/ El Economista
¡Sigan en la fila! Grita un señor de la tercera edad, que a decir de los asistentes, fue el primero en llegar: a las 6:30 de la mañana inició la fila que dos horas después, estaba a punto de dar la vuelta al Planetario de Morelia, punto donde se ubicó una casilla especial.
La fila de electores es numerosa: los ciudadanos, listos para ejercer su derecho al voto; los funcionarios, intentando armar urnas que parecen escurridizas.
Representantes de partidos políticos se quejan: “No llegaron los funcionarios de casilla”; “La votación no inició en el horario establecido”; “Apenas están contando las boletas”…
La página del Instituto Nacional Electoral (INE) marca el Hospital General Doctor Miguel Silva como otra casilla especial, lo que se contrapone a lo explicado por un funcionario: “Sólo podrán votar personas internadas, familiares y cuerpo médico”.
Detrás de la reja que evita el paso, los ciudadanos gritan, exigen que se abra y los dejen votar.
Dos policías que cuidan la angosta puerta escuchan la queja de un hombre que se sostiene para darle descanso a la pierna que dice, le duele. Esta es la cuarta casilla que visita. Alrededor de una hora después, las puertas se abrieron para dejarlo entrar, junto con otros electores que se mantenían alertas.
El recorrido continua. La situación es la misma en el resto de casillas especiales: muchos votantes, insuficientes boletas.
En algunas dan papeles para tratar de mantener el control, en otras, las manos de los ciudadanos son marcadas con un número, y aunque el rumor de que las boletas se agotaron se propaga, hay quien se mantiene con la esperanza de llegar a la urna y marcar el nombre de su candidato favorito.
En la fila se observan adultos mayores; papás y mamás acompañados de sus hijos; jóvenes que intentan pasar las horas de espera entre la plática de compañeros. Hasta perros se mantienen en la formación, al pie de los dueños. Vendedores de helados, de papitas con chile, de algodones de azúcar, parecen disfrutar de especial manera la jornada electoral.
“¿Por qué te tardaste?”, el reclamo de quien parece una hija desesperada hacia su madre: “No sabía por quién y estaba indecisa, a ver si no cometí un error”, responde la señora, con una expresión que parece oscilar entre la confusión y la conformidad.
Son las seis de la tarde. Las puertas de los sitios que albergaron las casillas empiezan a cerrarse. Inicia la espera de números que marquen tendencia. La tensión aumenta.
8:07 de la noche, llega a los oídos de los mexicanos el mensaje de José Antonio Meade. Palabras contundentes, concisas: “La coalición Todos por México no es la triunfadora en este proceso de sufragio ciudadano para la Presidencia de la República”.
Y al mensaje que parecía inverosímil, agrega: “En este momento habré de reconocer que, de acuerdo a las tendencias, fue Andrés Manuel López Obrador quien obtuvo la mayoría. Él tendrá la responsabilidad de conducir el Poder Ejecutivo y, por el bien de México, le deseo el mayor de los éxitos”.
“Ninguna democracia funciona sin demócratas, por eso porque creo en la democracia, porque soy demócrata, digo ante los mexicanos que la información con la que cuento, la tendencia da ventaja a Andrés Manuel López Obrador”, fueron las palabras que 18 minutos después pronunció Ricardo Anaya, aceptando la derrota de su candidatura a la presidencia de la República: “Reconozco su triunfo, le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los triunfos por el bien de México” se refirió al tabasqueño.
Posteriormente, Jaime Rodríguez, “El Bronco”, se sumó a la aprobación del resultado: “Les queremos decir que evidentemente los resultados no me son favorables, que las tendencias favorecen a Andrés Manuel López Obrador a quien le damos una felicitación. Dije que trabajaría con aquel que los mexicanos le dieran la mayoría de las simpatías”.
Y fue así, como el primero de julio de 2018, pasando las 11:00 de la noche, Andrés Manuel López Obrador dio su primer mensaje como presidente virtual de México.
“Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales por legítimos que sean, el interés superior, el interés general”.
El tabasqueño habló sobre su Proyecto de Nación, afirmando ante los medios de comunicación que se aglutinaron en el Hotel Hilton, que tendrá como objetivo establecer una “auténtica democracia” y agregó: “No queremos establecer una dictadura abierta ni encubierta, habrá libertad empresarial, de expresión, de asociación y de creencias, se garantizarán todas las libertades individuales y sociales, así como políticos consagrados en la Constitución.”
Aseguró que no actuará de forma arbitraria, que no habrá confiscación, ni expropiación de bienes e hizo especial énfasis en el destierro de la corrupción en el país.
“No les fallaré, no voy a traicionar al pueblo, quiero pasar a la historia como un buen presidente de México”.