¡Pero qué desesperación muestra el PAN!
¡Esa no es forma de construir una democracia!
A todas luces es evidente que Marko Cortés lleva la misma dirección que Ricardo Anaya; emula su mismo discurso; muestra esa irritación plagada de descalificaciones; esto descubre ese esquema de polarización que ha adoptado el panismos para fragmentar y posicionarse, y que articulan para las elecciones del 2021.
Esa narrativa falaz de ser un partido de valores, principios, convicciones y normas que desarrollen un panorama para expandir un país verdaderamente democrático, se ha ido diluyendo porque los panistas han adoptado el simplismo de hacer política a través de la simulación, la fabricación y el disfraz que ha personalizado una indigna y exponencial figura institucional, que durante años se ha debilitado desde sus entrañas, porque ese andamiaje de buenas conductas, está flaqueado por esa ambición desmedida que muestran por el poder.
Es evidente que la derrota que sufrieron en las pasadas elecciones, los noqueó por la voraz ambición de Ricardo Anaya de llegar al poder; usan todo tipo de artimañas, mentiras, fraudes, corrupción, engaños, y hacen montajes teatrales y desfigurados al estilo del: Foxismo.
El ambiente adverso que vive, es consecuencia de la inoperancia e inmadurez que han demostrado los distintos cuadros que han desfilado por los pasillos del Partido Acción Nacional; la enorme contradicción de ese bosquejo de valores, ha sido palpable en muchas de las figuras que han estado inmersas en actos deshonestos. El hambre de poder, refleja las deshonestas formas para posicionarse nuevamente ante los escenarios venideros del 2021. Sin embargo, solo han mostrado ese personaje opaco de una oposición que en ocasiones da risa, y produce cierto estupor por penetrar a los temas del domino público, donde prácticamente están borrados por los altos niveles de aprobación del presidente.
El camino cuesta abajo, y las fracturas que fueron provocadas al interior del panismo, arrojan consigo, una dirección que atraviesa por unos de sus peores momentos; tal vez el más vergonzoso como oposición. #LonganizaGate, fue uno de esos episodios que lastimaron sensiblemente al presidente; ya les ha demostrado una y otra vez, que sus valores y principios, contraponen cualquier acción, y más cuando se trata de un dispendio grotesco por un “Chorizo”. No obstante, ni la partidocracia, y la guerra frontal de ataques y descalificaciones, han podido mermar su liderazgo.
¡Pero qué cinismo; cuanta irritación robustece esa posición que dicen sentir orgullo de sus principios democráticos!
La profunda debilidad de liderazgo que muestra Marko Cortés, está desinflada; sin carisma y con una elevada estrategia de polarizar al país a través de la guerra sucia, el PAN ha caído en la mala apuesta de direccionar sus baterías en desacreditar todas las acciones del nuevo gobierno; es claro, La visión de ellos se orienta al modelo privatizador y neoliberal, que ha potentado a una oligarquía que estaba llena de privilegios a través de la elite empresarial, que mediante operaciones desaseadas se jactaban de los beneficios y las prebendas que les ofrecía el sistema.
Aquel impulsor de la democracia, es ahora, un partido dedicado de tiempo completo a buscar los mecanismos y las herramientas para fabricar falsedades que friccionen una paulatina ofensiva que denosté al presidente; ese impulso de superioridad, ha caído al pragmatismo expansivo de un bloque que busca el éxodo a través del trama y el engaño; hay que recordar que los episodios más penosos e imborrables, se han dado con el Foxismo, y el Calderonismo, dos personajes que traicionaron la esperanza de un cambio sustancial; uno con un triunfo arrollador, pero con un personificación grotesca, que a posteriori se alineaba al servilismo del partido hegemónico en aquellos tiempos; y Felipe, un personaje que arrebato las voluntades colectivas a través de la trampa, la corrupción y el fraude electoral.
Ahora pretenden penetrar y estremecer al país con burdas actuaciones de una oposición responsable, con una figura cuyo liderazgo se ve opaco, sin ánimo, sin lucidez, y con una irritación desmedida por esa inexpugnable dirección que al menos les permita ingresar de nuevo al radar político. Estos hechos no han oxigenado a esa derecha que ha fracasado como una alternativa democrática, porque políticamente esos valores “morales”, solo obedecen a la codicia reaccionaria de privilegios, frivolidades y simulaciones.
El universo político, y sobre todo el país, está cansado de esa demagogia, que han fracturado y debilitado por el continuismo de una política que durante años estuvo al margen de los grandes problemas sociales y de esa desigualdad social que con ansia esperaba el cambio del panismo en 12 años de gobiernos Federales. Sin embargo, la limitada capacidad, reflejo un nítido cinismo, minado por el sesgo privatizador y el modelo neoliberal que ha traído pobreza, desigualdad y exclusión en gran parte de la sociedad.
Derrotados de forma apabullante en el 2018, pretenden polarizar a través de los señalamientos irracionales a la figura de AMLO, que seguramente no claudicó, porque a lo largo de más de 30 años, ha demostrado su capacidad, su tenacidad, pero sobre todo su honestidad.
La estrategia es emular y fraguar esa guerra que han hecho explicita durante años, que se llama: fabricación; por lo menos los resultados en la elección del 2018 no rindieron frutos; la sociedad está cansada del divisionismo y los ataques; y más aún, cuando el presidente goza de una legitimidad impresionante.
Nos vemos pronto.
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