El 24 de septiembre de 1913 Venustiano Carranza ante la legislatura de Sonora en Hermosillo pronunció un discurso en el que expresó: “Sepa el pueblo de México que, terminada la lucha armada a que convoca el Plan de Guadalupe, tendrá que principiar formidable y majestuosa la lucha social, la lucha de clases, queramos o no queramos nosotros y opónganse las fuerzas que se opongan las nuevas ideas sociales tendrán que imponerse en nuestras masas; no sólo es repartir las tierras y riquezas nacionales, no es el sufragio efectivo, no es abrir más escuelas, no es igualar y repartir las riquezas nacionales; es algo más grande y más sagrado; es establecer la justicia, es buscar la igualdad, es la desaparición de los poderosos, para establecer el equilibrio de la conciencia nacional.”
Venustiano Carranza, es obvio, no era marxista y sin embargo captaba la esencia del momento histórico: la revolución armada misma y la lucha que le sucedió no era más que la expresión de la lucha de clases en nuestro país. Bien.
Al triunfo de López Obrador el 1 de julio de 2018 mediante un frente popular que se formó en la realidad y sin calificarlo como tal y que fue el factor contundente de su éxito electoral, se agudizó de inmediato una intensa lucha de ideas contrapuestas, esto es, la lucha ideológica, una forma de la lucha de clases.
Por eso al Partido Popular Socialista no le sorprende que un nutrido grupo de empresarios (ya sabremos sus nombres y empresas) que incluso solicitan favores al gobierno actual, estén aportando miles de millones de pesos para que un reducido grupo de técnicos dirigidos entre otros por el empresario junior, hijo de papi, Claudio X González, se dedique a elaborar todo tipo de mentiras, calumnias, falsedades, embustes, basura política pues, cargada de veneno contra el presidente López Obrador.
Todo esto es obviamente, parte de la lucha de clases y en estricto sentido esos magnates están en su derecho de hacerlo.
Sólo que el pueblo que no es tonto (y lo vimos en la ceremonia del grito), advierte que la intención de esos memes, mensajes, tuits que contienen lodo e incluso insultos majaderos, es que el ataque ad hominem, calumniador y canalla contra López Obrador haga fracasar a su gobierno. Ilusos. Torpes.
A las fuerzas progresistas nos sobran argumentos para desbaratar la andanada y sin usar la mentira propia de felones.
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