Paris. – La entrada al espectáculo de Balenciaga este domingo estaba llena de teléfonos móviles y cámaras, lo que sugería la presencia de personalidades importantes. Destacamos la puntualidad de la mayor de las hermanas Kardashian, algo poco común en los desfiles de moda, donde las esperas de más de una hora son habituales. Verla en el photocall junto a Salma Hayek, también conocida como ‘Madame Kering’ por ser la esposa del propietario del conglomerado que adquirió la marca, parecía indicar una mayor eficiencia que en eventos anteriores.
La presencia de Hayek, una figura influyente, podría ayudar a mejorar la imagen de la firma, que ha enfrentado crisis de imagen en temporadas anteriores. Este año, el éxito de la serie española ha contribuido a dar a conocer la historia de Balenciaga a la Generación Z, que anteriormente solo asociaba la firma con polémica y el controvertido diseñador Demna Gvasalia, sucesor de Cristóbal Balenciaga.
El desfile se llevó a cabo en un entorno con paredes de hormigón, evocando una estética brutalista, mientras que una instalación audiovisual proyectaba imágenes de noches y atardeceres de todo el mundo. Las modelos desfilaban ante figuras de la moda como Carine Roitfeld o Anna Wintour.
En el casting, Esther Cañadas ha aportado el toque español a una colección que ha experimentado una evolución notable desde el primer hasta el último atuendo. El espectáculo comenzó con vestidos clásicos de noche, dando la impresión de que Balenciaga estaba reviviendo su archivo. Sin embargo, gradualmente, tras la presentación de impresionantes abrigos de piel sin rematar, la verdadera esencia de la marca fue emergiendo.
Desde el segundo atuendo, un vestido de noche de terciopelo rodeado por una puesta de sol, hasta las modelos que desfilaron con conjuntos que evocaban el barrio de Ginza, hemos presenciado cómo Gvasalia demostró que los códigos de costura de la marca pueden adaptarse al presente.
La pasarela estuvo llena de guiños a su pasión por la visualización de la marca: etiquetas colgando de los conjuntos, una idea que podría inspirar a algunos a intentar replicar. También se incluyó esa estética trash que tanto le gusta, con modelos luciendo medias rotas debajo de vestidos de plisados rígidos. Además, confirmó un rumor que venía circulando: los vaqueros pitillos están de vuelta. También se vieron faldas midi de línea ‘A’, combinadas con botas altas, dejando atrás las zapatillas deportivas que fueron un éxito de ventas. Adiós, chicas. Bienvenidos, tacones.
Se mostró mucha piel, lo que hará que PETA tenga un invierno difícil, ya que muchas marcas, incluida Balenciaga esta mañana, han elogiado las virtudes del cuero animal. El efecto que se lograba con el vinilo al cubrir a las modelos, Gvasalia lo logró con uno de los materiales más nobles de la costura.
También ha demostrado su habilidad única para deconstruir prendas, desde vestidos y trenchs hasta sudaderas e incluso un vestido mochila. Los accesorios han recibido especial atención, como era de esperar, y no han faltado gafas de diseño futurista, bolsos extra grandes y botas de caña ancha que sin duda marcarán tendencia.
Los modelos también han lucido bufandas extragrandes de punto, mostrando su pasión por lo deportivo en la colección femenina. Destaca un conjunto completo de plumas en rojo y las sudaderas, aunque también se incluyen en la presentación de la colección masculina, donde, aunque se ha visto mucha sastrería fluida, el estilo athleisure ha sido el protagonista indiscutible. Llaman la atención los vestidos lenceros superpuestos con una estética nipona y las prendas envueltas en cinta de embalar, un aspecto emergente temporal, que representa el sello distintivo de Demna, que sabíamos que no podía faltar.