Cuba. – El huracán Melissa, de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, azotó con fuerza el oriente de Cuba entre la noche del martes y la madrugada del miércoles, dejando tras su paso graves daños materiales y miles de personas afectadas en medio de la profunda crisis económica y energética que atraviesa la isla.
El ciclón impactó alrededor de las 3:00 a.m. en Chivirico, provincia de Santiago de Cuba, con vientos sostenidos de 195 km/h, afectando duramente a las provincias de Granma, Camagüey, Las Tunas, Guantánamo y Holguín. Aunque al cruzar la Sierra Maestra perdió fuerza hasta categoría 2, el fenómeno dejó tras de sí viviendas derrumbadas, techos volados, árboles caídos e inundaciones severas.
Las autoridades cubanas reportaron 735 mil personas evacuadas y “daños cuantiosos” en infraestructuras, como la Universidad de Oriente y el Hospital Clínico Juan Bruno Zayas. La Unión Eléctrica informó además que la salida de servicio de termoeléctricas del oriente afectó la generación eléctrica nacional, dejando apagones en gran parte del país.
El impacto de Melissa también se sintió en el resto del Caribe: Haití registró al menos 40 muertos y 10 desaparecidos, Jamaica —donde se vive el peor desastre meteorológico en 174 años— reportó ocho fallecidos y República Dominicana uno más. La Cruz Roja Británica advirtió de una “catástrofe sin precedentes” en Jamaica y urgió a priorizar las tareas de búsqueda y rescate.
En Cuba, escenas de devastación y angustia se repiten en redes sociales, con familias atrapadas, comunidades incomunicadas y testimonios de sobrevivientes que relatan una noche interminable bajo el rugido del viento. Muchos, sin más recursos, recurrieron a la fe y los rituales religiosos como refugio mientras el huracán golpeaba sin piedad al oriente de la isla.








