Padre José Luis Barragán
Me sorprende el simplismo de poner sólo dos opciones: detener y encerrar al tal Ovidio, y provocar una masacre; o, soltarlo ante lo magnífica respuesta del crimen organizado ante la torpeza y tontera del gobierno de Sinaloa y federal ante la detención del “Chapito”.
Lo que pasó en Culiacán es que no planearon correctamente la detención del tal Ovidio y ESA TORPEZA ES LA CAUSA DEL DESORDEN EN CULIACÁN.
Ya ante los hechos, lo mejor fue dejar libre al “Chapito”, que provocar una hecatombe.
PERO EL RESULTADO DE LA TORPEZA DEL IMBÉCIL OPERATIVO FUE ABRIR LAS PUERTAS AL DEMONIO DE LA VIOLENCIA DELINCUENCIAL.
Se centran en el último resultado, para tratar de ocultar el error del que planeó y pretendió ejecutar la detención fallida.
Y la burla más grotesca: que los familiares del tal Ovidio den gracias al peje por el tratamiento tan amable, cortés y campechano con el delincuente.
Que alguien dé las gracias al gobierno porque no lo castigó, como es el deber del gobierno, NO TIENE PRECIO.
Los fanáticos seguidores de su gurú tropical no entienden que no entienden cómo se va destruyendo la ley y el orden.