Ciudad de México.- El deterioro cognitivo provocado por el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, como Alzheimer y otros tipos de demencia, está relacionado con la presencia de síndrome metabólico, diabetes y obesidad, de acuerdo con un estudio desarrollado por la doctora Emma Adriana Chávez Manzanera.
La endocrinóloga, adscrita a la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Departamento de Endocrinología y Metabolismo en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), encabeza este proyecto que evalúa las capacidades cognitivas en población menor a 55 años de edad con obesidad, y que plantea la evaluación neurocognitiva antes y después de iniciar un tratamiento integral de pérdida de peso.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la especialista comentó la importancia de entender esta relación para la realización de un diagnóstico oportuno en etapas tempranas de la vida y evitar el incremento en la incidencia de diagnósticos en dichas enfermedades neurodegenerativas.
Epidemiología demostrada
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad de Alzheimer es un tipo de demencia que afecta a más de cincuenta millones de personas en el mundo y México es uno de los países latinoamericanos con mayor prevalencia de esta enfermedad, la cual está altamente asociada con la presencia de síndrome metabólico, diabetes y obesidad.
Así, la investigadora mencionó que surgió la inquietud de evaluar la cognición en sujetos mexicanos menores de 55 años con obesidad en comparación con un grupo control de delgados, porque no existen estudios clínicos o epidemiológicos en la población mexicana.
En este sentido, dicho estudio es el primero en su tipo en México que busca confirmar en población nacional lo que investigaciones mundiales ya han planteado, y que subrayan que tener sobrepeso u obesidad en etapas tempranas de la vida, como la infancia, adolescencia y adulto joven, predispone de tres a seis veces más el riesgo a la aparición de demencias y enfermedad de Alzheimer en el adulto mayor.
“La literatura menciona que la obesidad a mediana edad está asociada con daños neurológicos relacionados con Alzheimer y da conocimiento sobre la importancia de mantener un peso saludable desde etapas tempranas de la vida, contribuyendo a un efecto protector”, comentó Emma Chávez.
Aunado al exceso de peso, hay otros factores que también se asocian y que incrementan el riesgo de demencias, como son la diabetes mellitus, dislipidemias e hipertensión arterial sistémica que, de acuerdo con la investigadora, la inflamación crónica de bajo grado y la lesión a la micro y macrovasculatura cerebral daña progresivamente las neuronas.
Asimismo, y en estudios de experimentación, la leptina e insulina —hormonas liberadas por el tejido graso y páncreas, respectivamente— tienen un efecto directo en el cerebro que mejora la sinaptogénesis, neurogénesis, así como el crecimiento y proliferación neuronal, pero ante la presencia de obesidad, se produce un grado de resistencia a la leptina e insulina en el sistema nervioso central, lo que conlleva a una reducción del efecto neuroprotector.
“Todo el entendimiento de esta mecánica desafortunadamente se ha realizado solo en adultos mayores de 60 años donde los indicios de la demencia pudieran ya estar presentes, y lo que nosotros queremos evaluar es a pacientes con obesidad en etapas más tempranas de la vida, con la finalidad de aplicar medicina preventiva”.
Deterioro cognitivo por exceso de adiposidad
Ante este panorama, el principal dominio cognitivo que se evalúa en dicho proyecto es el funcionamiento ejecutivo, como es la toma de decisiones, planeación, resolución de problemas, memoria de trabajo, flexibilidad cognitiva, control inhibitorio y retroalimentación.
La intención es observar la relación existente entre el peso corporal con el funcionamiento cognitivo y registrar cómo responde el paciente a un programa multidisciplinario de pérdida de peso que, además de enfocarse en la alimentación, actividad física y tratamiento de comorbilidades médicas, también evalúa cambios conductuales y psicológicos.
Programas de atención integrales
Para llevar a cabo este proyecto, Emma Chávez Manzanera y su grupo de investigación se han dedicado a la evaluación de doscientos dos sujetos, de los cuales la mitad son delgados y la otra mitad tiene obesidad, donde se hace una comparación basal entre ellos antes y después de iniciar el programa de pérdida de peso a los seis y doce meses de seguimiento.
La investigación aún es incipiente; sin embargo, promete ser significativa para mejorar el sistema de tratamiento de prevención de enfermedades a través de un método integral de pérdida de peso.
“Los programas de obesidad deberían tener una evaluación cognitiva debido a que podrían identificarse individuos que están en riesgo de tener deterioro cognitivo leve, por lo que tendríamos de manera más oportuna una rehabilitación neurocognitiva e incidir en forma más temprana en mejorar la salud, no solo optimizando peso corporal y comorbilidades médicas, sino también mejoría en calidad de vida”.
Fuente: Conacyt