Ciudad de México.-El papa Francisco exhortó a todos los sacerdotes que abusan de menores de edad a entregarse a las autoridades civiles y preparar sus almas para el juicio eterno, además de señalar que el Vaticano retirará de sus cargos a los clérigos que abusen y pongan en peligro la credibilidad de toda la Iglesia católica.
El papa Francisco hizo estas declaraciones el 21 de noviembre en su discurso navideño al aparato burocrático a cargo de la Santa Sede, en un pronunciamiento público que se ha vuelto su oportunidad anual de repudiar los pecados, corrupción y actitud arribista que considera ha infectado a la jerarquía católica.
“A los que abusan de los menores querría decirles: convertíos y entregaos a la justicia humana, y preparaos a la justicia divina”, les dijo a los integrantes de la curia romana, cuyos cardenales –ataviados con sotanas negras y solideos rojos– estaban reunidos alrededor de él en la sala Clementina del Palacio Apostólico vaticano.
Francisco denunció a los sacerdotes “que abusan de los débiles, valiéndose de su poder moral y de la persuasión” que, dijo, “cometen abominaciones y siguen ejerciendo su ministerio como si nada hubiera sucedido; no temen a Dios ni a su juicio, solo temen ser descubiertos y desenmascarados”.
“A menudo, detrás de su gran amabilidad, su labor impecable y su rostro angelical, ocultan descaradamente a un lobo atroz listo para devorar a las almas inocentes”, denunció.
La crisis en el seno de la Iglesia católica por diversas denuncias de abuso sexual eclesiástico se ha expandido este año. Surgieron nuevos reportes e investigaciones penales en varios continentes sobre cómo el abuso arruinó las vidas de decenas de jóvenes y de sus familias a lo largo de décadas.
La crisis no solo ha dañado la imagen de la Iglesia en general, sino que ha puesto en riesgo el papado de Francisco, quien cumplió 82 años esta semana.
Pese a sus esfuerzos para reformar al órgano católico, parece no haber comprendido la gravedad del escándalo.
A principios de este año, por ejemplo, causó escozor al sugerir que se mantenía confiado de obispos chilenos pese a lo que llamó las “calumnias” de sobrevivientes de abuso clerical en ese país.
Después cambió de parecer y envió a investigadores especiales a Chile; tras recibir el reporte de esa investigación aceptó la renuncia de varios integrantes del obispado chileno.
También ha aceptado las dimisiones de líderes católicos en zonas de Estados Unidos donde han surgido nuevas crisis.