Por Redacción Expresso
Ciudad de México a 21 de Febrero de 2016.-La mosca pertenece a la familia de los dípteros, de los que existen 165.000 especies, pero a la que nos referimos es a la domestica, es decir, a la que se mete en casa, y muchas veces encontramos encima del cartón del zumo, merodeando en el tacho o bolsa de la basura e incluso sobre nuestra comida.
Según Enrique Baquero, zoólogo, profesor e investigador de Biología Ambiental y Biodiversidad de la Universidad de Navarra, España: “El problema es cuando los microbios que transportan entran en contacto con alimentos no cocinados y se dejan en condiciones favorables al cultivo de bacterias, por ejemplo, fuera del refrigerador”.
Con la fruta no hay peligro, según explica el zoólogo: “Ya que el azúcar que contiene retrasa la aparición de bacterias y, además, las que se crían en ella no son nocivas, a diferencia de los patógenos que se desarrollan en la carne o el pescado a temperatura ambiente”.
Asimismo, a pesar de que en estos casos no hay riesgos, no hay manera de evitar que en otras circunstancias las moscas ‘sucias’, nos transmitan millones de microbios que terminaremos ingiriendo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, nuestro cuerpo tiene los mecanismos para eliminarlos. Por ende, las que nuestro cuerpo no logre eliminar, probablemente termine causándonos algún malestar estomacal.
El riesgo de la mosca común para los humanos es su hábitat. “Si nos comiéramos una mosca limpia, no nos pasaría nada”, sentencia Ángeles Marcos García, catedrática de la Universidad de Alicante y directora del Instituto Universitario CIBIO.
Cabe mencionar que la mosca doméstica puede ser dañina para el ser humano, no tanto por sí misma sino por todos los gérmenes que transporta desde sus espacios naturales (la basura y las heces). Sin que nos demos cuenta, las moscas pueden dejar sus huellas en alimentos que terminaremos consumiendo y en ellos, lo que sale de los intestinos de los ágiles insectos.
Por otro lado, hay científicos que son determinantes al decir que las moscas son hasta dos veces más sucias que las cucarachas y por ello transmiten más patógenos.