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Endeudado pero con esperanza Pepe reabre su gimnasio  tras la contingencia por covid-19

Morelia, Michoacán.- Bares, cines y gimnasios incluyen el rubro de negocios últimos en abrir en medio de una contingencia sanitaria mundial, a causa de la pandemia de Covid-19. La semana pasada se anunció por medio del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, que estos negocios podría nuevamente ofrecer sus servicios al público, con un número limitado de asistentes y siguiendo todas las medidas sanitarias y de prevención.

A casi cuatro meses de que comenzara el aislamiento social, los gimnasios pueden abrir sus puertas con ciertas restricciones. Ellos como la mayoría de personas que dependen económicamente de sus establecimientos, pasaron momentos de incertidumbre y frustración, al ver su ingreso truncado y sin saber cuándo podrían reabrir.

José Carlos Martínez Guzmán es dueño de un gimnasio ubicado en la colonia Prados Verdes en la ciudad de Morelia. Tiene una semana que comenzó nuevamente a operar y nos cuenta las dificultades por las que tuvo que pasar durante la contingencia. Con ocho años de experiencia en el negocio, “Pepe” menciona que nunca hubiera pensado vivir una experiencia similar.

Al comenzar la cuarentena, Pepe se mantuvo activo hasta que fue declarado por el gobierno del estado aislamiento obligatorio, por el temor de que su negocio fuera clausurado, se vio obligado a cerrar, más de la mitad de sus clientes cancelaron su suscripción y él no contaba con un fondo de ahorros para sobrellevar la pandemia.

“Nunca me han clausurado, pero tengo amigos a los que sí y les sale caro poder arreglar ese problema con el ayuntamiento, por eso no me quise arriesgar. Cerramos y al menos ese mes teníamos dinero porque a principios de mes es cuando los usuarios pagan su mensualidad, pero conforme pasaban los días y veíamos que no paraban los contagios y que no nos decían nada de cuándo podíamos abrir, se fue haciendo muy difícil”.

Él cuenta que pensó en hacerle un descuento a los suscriptores para que no se dieran de baja, pero al no obtener un crédito financiero, descartó la posibilidad:

“Si lo pensamos, lo que no queríamos era que la gente no se nos fuera y asegurar que cuando pudiéramos abrir, ellos tuvieran su lugar, pero la verdad es que las cosas no estaban para hacer descuentos. Tengo dos hijos, tengo que pagar la renta del gym, tengo tres empleados a los que no los podía dejar sin nada. La verdad es que quería ser buena onda con mis clientes, pero también tenía que sacar para comer”.

A Pepe se le juntaron las cuentas y se vio en la necesidad de empeñar su televisión, la cual aún continúa pagando. Dejó de pagar algunos servicios que poco a poco le fueron cortando. Pidió dinero prestado a su madre un par de veces para sus gastos en el hogar, más otro préstamo a su cuñado para completar la renta del gimnasio. Pese a las dificultades, está optimista de que con la apertura de su negocio pueda irse recuperando.

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“Ahorita ando bien atorado con el dinero que pedí prestado, le debo dinero a mi mamá y siento bien feo porque es dinero que tenía ahorrado de su jubilación, pero aquí estamos. Estoy seguro que mis clientes van a empezar a regresar porque no es un mal lugar, siempre se les trató bien y estaban cómodos aquí. Ya que nos dejaron reabrir vamos a poder salir adelante porque eso era lo que más nos urgía. Imagínate, si no abrimos, no nos llega dinero, sin dinero no comemos, pero ya aquí andamos”, comenta entre risas.

Ahora José Carlos debe seguir estrictamente las medidas de higiene y prevención, acoplarse a lo dispuesto por las autoridades estatales y municipales. Limpia los aparatos por completo tres veces al día, instaló dispensadores de gel antibacterial y aumentó el número de limpiadores a los que ahora los llena con desinfectantes y cloro. Menciona que a los asistentes no les gusta que el lugar huela a cloro, olor que a él también le incomoda, pero sabe que debe cumplir con las medidas sanitarias.

En su negocio están actualmente inscritos 31 usuarios, número que aumentó con el regreso de varios de ellos cuando se anunció la reapertura, previo a la contingencia el número se duplicaba. Sobre el número de afluencia dispuesto por el gobierno (50 por ciento máximo), se vio obligado a establecer horarios, solo en caso de que se sature o sobrepase ese número.

“Cuando más gente llegamos a tener junta son unas 12 personas, por eso no hay tanto problema, pero si veo que se me empiezan a juntar más gente tendremos que aplicar horarios y que ellos van a tener que respetar. Hasta eso que la gente ha entendido, les dijimos eso de los horarios desde el principio y estuvieron de acuerdo, yo creo que es porque todos tenemos miedo de llegar a contagiarnos de coronavirus, pero también dicen que quieren regresar a hacer ejercicio”.

Pepe está optimista, confiado de que sus clientes regresarán, confiado en que tendrá nuevamente el ingreso económico que tenía, sabiendo que tiene la responsabilidad de pagar sus deudas y esperanzado a que su vida regresará a la normalidad.

“Jamás creí que esto del aislamiento fuera a durar tanto, pero ni modo, lo tuvimos que vivir, ahora lo único que me queda es tratar de volver a lo que era mi vida y el negocio antes de la pandemia”.