En el año 2019, Michoacán ocupó el primer lugar en recepción de remesas, que significan los dólares que los migrantes michoacanos que viven en Estados Unidos, envían a sus familiares radicados en nuestro estado. El volumen que reportó el Banco de México y la estimación para el cierre del año, se ubica aproximadamente en los 3,500 millones de dólares; que representa, que por cada 100 dólares que se envían de Estados Unidos hacia México, 12 de los mismos llegan a los hogares Michoacanos y el resto se reparte en las 31 Entidades restantes.
El destino de las Remesas
Es de señalarse que, México y Michoacán tienen una relación de hermanamiento constante con los Estados Unidos, familiares o personas cercanas a nosotros viven y por lo tanto trabajan en el vecino país del Norte; según datos extraoficiales, se estima que en los Estados Unidos viven 4,500 millones de Michoacanos, cifra similar a la población Michoacana que vive en México; es decir, en dicho país vive otro Michoacán en términos de numero de Michoacanos.
Tal situación, se ha venido construyendo por décadas, si bien puede atribuirse a una situación cultural, también existe en muchos de los casos, la falta de oportunidades como la principal razón; es decir, muchos Michoacanos migraron a los Estados Unidos buscando las fuentes de ingresos y bienestar que no encontraron, ni encuentran, en la Entidad. Por lo tanto, los recursos que llegan vía remesas a Michoacán, son utilizadas para cubrir las necesidades más elementales: alimentación, vivienda, vestido, educación, salud y en algunos casos, pocos, para iniciar y mantener algún pequeño negocio.
Un presupuesto público paralelo
Si tomamos los 3,500 millones de dólares que llegaron a Michoacán como remesas en 2019 y lo convertimos en pesos, al tipo de cambio de cierre de año, tenemos un valor de 66 mil millones de pesos, un monto muy similar al presupuesto del Gobierno Estatal; es decir, el poder financiero de las remesas se asemeja a la capacidad que tiene el Gobierno de Michoacán para además de mantener en funcionamiento el aparato gubernamental y brindar servicios públicos, incentivar de alguna manera las actividades productivas.
Sin embargo, los resultados estatales en los ámbitos de educación, salud, ingresos y bienestar social en general, son por demás cuestionables; ya que, siguen existiendo problemas en el sector educativo a pesar de los múltiples y magnificados anuncios de la Federalización de la Nómina Educativa (que no se logró), las redes sociales reportan constantemente las fallas de la atención a pacientes en los hospitales públicos de la Entidad, la carencia de ingresos se mantiene en muchas familias que observan día a día, como no llega a su hogar, la alimentación y vestido mínimo para la supervivencia.
Por tanto, imaginar que los michoacanos residentes en los diversos municipios del Estado no tuvieran acceso los recursos frescos que representan las remesas, derivaría en un problema social grave, que seguramente agudizaría la ausencia de servicios de salud y educación, la carencia que tiene la economía estatal para brindar empleo (ni que pensar en que pudiera ser bien remunerado) y la desigualdad que percibimos en nuestro andar diario por las distintas regiones de Michoacán.
Finalmente, se requiere un ejercicio crítico, de reflexión publica, que genere las propuestas de acciones públicas, privadas y sociales que generen en el Estado las condiciones para que los Michoacanos encuentren en la migración hacia los Estados Unidos, una opción a su situación económica y no una obligación; es decir, que no sea la migración el único camino para encontrar el bienestar propio y familiar.
*El autor es Economista, Maestro en Administración y actualmente cursa el Doctorado en Ciencias Administrativas. Además, ha publicado artículos científicos y ha sido ponente en eventos internacionales en temas relacionados con las finanzas públicas y economía aplicada.