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El día martes por la mañana circulaba una noticia a la par en la que se desarrollaba la diaria conferencia matutina por parte del titular del Ejecutivo Federal, los encabezados de los distintos medios de comunicación hacían referencia a una persona, como tantas otras, que buscan o esperan audiencia con el equipo del Presidente, la diferencia era que el Gobernador de un Estado de la Republica era el que esperaba, primero parado para terminar quedarse sentado esperando, según él, a que Andrés Manuel López Obrador lo atendiera personalmente para revisar las pruebas en torno a la reciente elección que pasó en Michoacán.
Más que un reclamo o búsqueda al mismo presidente, este acto proselitista terminaría acaparando buena parte de la atención de los medios de comunicación el día martes ya que solamente sirvió para poder resaltar las características que han remarcado la incongruencia del Gobernador que se quedó esperando afuera de Palacio. Ejemplos hay muchos, por citar alguno después de que hace algunos meses, Silvano Aureoles denostará a la conferencia matutina, apareció al margen de esta en un momento de penumbra política para él y su equipo intentando buscar el punto político que lo pudiera posicionar como un prematuro, pero posible, candidato a la presidencia, queriéndose vender como aquel que lucha en contra del crimen organizado que esta infiltrado en los partidos políticos, uno que espera pacientemente a que el Presidente de la República lo atienda.
Aunado a eso, el Gobernador declaró que seguirá insistiendo en que se le otorgue la audiencia, una incongruencia más de él y sus allegados que durante todo su sexenio se llenaron la boca del correcto ejercicio del estado de derecho, él que dijo hace algunos meses “La ley no se negocia, se aplica y punto” pero que ahora no encuentra el botón del estado de derecho en nuestra entidad, para poder hacer valer esa ley de la que tanto se ufanan. Ese mismo, el ultimo gobernador del PRD, que acusaba a Andrés Manuel López Obrador de tener tintes autoritarios, busca ahora en el titular del ejecutivo la manera en la que se pueda influenciar un cambio de decisión que fue cristalizado en las urnas, o más bien, para que este le otorgue un salvoconducto, un pase o un momento de inflexión para poder recuperar su statu político.
Después de todo esto, cabe hacernos la pregunta ¿qué esperaba realmente Silvano Aureoles afuera de Palacio?, ¿qué Andrés Manuel López Obrador saliera a empujarlo como él lo hizo a un profesor en Aguililla? dicha sea la verdad no esperaba a que el Presidente de la República lo recibiera sin previa cita ni siquiera alguna muestra de urgencia, lo que realmente esperaba y tal vez obtuvo, fue el suficiente protagonismo o la visibilidad necesaria para presentarse como el líder o referente, si acaso, de una oposición que no encuentra los perfiles de la suficiente estatura para poder competir en contra de la simpatía de Andrés Manuel López Obrador.
Después de la beligerancia de una alianza federalista en contra del Presidente, de empujones a la sociedad, amenazas a los candidatos y bravuconadas, ahora el Gobernador se quedó sentado esperando afuera del Palacio Nacional de la misma manera en la que muchos michoacanos se quedaron esperando su “nuevo comienzo”:
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