No se debe de olvidar, para que no vuelvan a suceder estos acontecimientos; a más de 47 años las autoridades siguen sin reconocer culpables, fue ese 2 de Octubre de 1968 que se llevó a cabo una de las matanzas más sangrientas en la historia de nuestro país, ejecutada por el Gobierno. Murieron estudiantes de preparatoria y universidad, chicos como nosotros, como nuestros hermanos y a lo cual fuentes oficiales refirieron no más de 50 muertos, mientras que investigadores afirman que fueron más de 300; podemos decir que el número de muertos no se sabe con precisión, pero con certeza podemos decir, que es uno de los acontecimientos del cual la mayoría de los mexicanos, están enterados, sin embargo, es el caso de impunidad por excelencia, además si le agregamos que en este tiempo el gobierno ha querido que solo lo recordemos como un acontecimiento más, pero no solo fue un suceso, fue un acto de barbarie ejecutado y orquestado con el Gobierno y que muchos de nosotros, solo lo guardemos como un recuerdo, en vez de alzar la voz y decir: ya basta de canalladas, contra nuestro hermanos. México quedó marcado, cientos de estudiantes vivieron una represión militar como nunca habíamos visto. Y México no lo olvida.
Sí, es sorprendente el hecho de saber que han pasado tantos años después de lo sucedido y más allá de sentirme impotente, me siento triste, con un vacío y con una pregunta, ¿cómo es posible, que no hacemos nada?, solo vemos y callamos; debemos unimos y juntos alzar la voz, de que no queremos seguir siendo humillados y que no se respeten los derechos humanos; de que queremos respuesta coherentes.
Criticar al gobierno no sirve de nada, lo hemos hecho durante años y nada cambia. Si queremos un Gobierno justo, debemos hacerlo nosotros. Dejemos de criticar y tomemos acciones más directas, ¿Cómo?, Manteniendo un pensamiento abierto, preparándonos, para exigirle a nuestros Gobernantes y representantes del pueblo, las medidas y políticas que realmente beneficien a nuestra población y no a sus intereses personales o partidistas.
Fijémonos un objetivo: Seguir luchando, para siempre; no dejar que solo quede en un simple recuerdo, una simple acción, sino que exigimos justicia.
Razonemos la historia, no permitamos esto, por ende cito algunos hechos:
1995: Ocurre la Masacre de Aguas Blancas; 17 campesinos son asesinados El lugar es el vado de Aguas Blancas, en el Municipio de Coyuca de Benítez, en la región de la Costa Grande; la fecha es el veintiocho de junio del año 1995, el acontecimiento es el calificado como un crimen de estado cometido por la policía de Guerrero. El hecho tuvo lugar cuando agentes de un grupo motorizado de la policía dispararon contra un grupo de campesinos de la Organización Campesina de la Sierra del Sur que se dirigían a un mitin político, acabando con la vida de diecisiete de ellos y como siempre el gobierno estatal negó los hechos, pero el acontecimiento se demostró gracias a videograbaciones que realizaron compañeros manifestantes de los campesinos…
2010: integrantes de la Policía Federal se enfrentaron contra mineros que se establecieron en las cercanías de la mina de Cananea…
2014: La desaparición forzada en Iguala de 2014 fue una serie de episodios de violencia ocurridos durante la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 de septiembre de este año, en el que policías federales y municipales de Iguala persiguieron y atacaron a estudiantes de la EscuelaNormal Rural de Ayotzinapa , periodistas y civiles.
No dejemos que estos hechos, como muchísimos otros, queden en el olvido, para que no se repitan. Porque el Gobierno o la Fuerza Pública si esta para atacar al pueblo organización que solo exige soluciones, para tener un mejor nivel de vida, y que normalmente coinciden en una misma causa: solo quiere, un pueblo con paz; y como dijo: el economista Rafal Correa, recientemente: “paz, no es ya solo la ausencia de guerra, en el siglo XXI, la paz debe de ser sobre todo, presencia de justicia, presencia de unidad, presencia de desarrollo, porque paz sin justicias es solo pacificación. Solo buscando la justicia, lograremos la verdadera libertad”. Como dijo Mahatma Gandhi: “la pobreza es la peor forma de violencia”
Como Michoacanos no debemos olvidar que también tenemos un 2 de octubre pero de 1966, la cual fue la primera rebelión estudiantil, que surge, en Morelia, la capital del estado, en el cual tuvimos dos movimientos universitarios; uno en febrero y marzo de 1963 y otro en octubre de 1966 fecha que marcó el inicio del movimiento estudiantil el cual fue el detonador de la lucha estudiantil de 1968 en la que se peleó por las libertades democráticas del pueblo mexicano.
Luego de la sucesión política en 1962 en Michoacán, considerado como espacio político cardenista, hubo mucho desencanto y frustración políticas entre los grupos juveniles de los partidos opositores de izquierda, en particular, y en general entre los sectores críticos de la sociedad, intelectuales, profesores universitarios y jóvenes estudiantes.
En ese entonces estaba como rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo el doctor Eli de Gortari, un hombre democrático que fue muy mal recibido por las fuerzas reaccionarias en el estado y al principio disimuladamente y después abiertamente por el gobernador de la entidad Agustín Arriaga Rivera”.
Si analizamos podemos corroborar que los presidentes posteriores al de gobierno del Lázaro Cárdenas del Rio se fueron haciendo cada vez más hacia la derecha y sean vuelto cada vez más represivo y autoritario, ha ido suprimiendo las libertades democráticas. se modificó el artículo 145 de la Constitución para agregarle el delito de disolución social que era aplicado a cualquier persona por la más mínima manifestación de descontento o protesta. Lo cual fue generando un clima de descontento a nivel nacional, aunado con la situación que había a nivel mundial, pues en la década de los 60 se fueron generando varios movimientos de liberación nacional en diversos países, los cuales fueron protagonizados fundamentalmente por estudiantes.
Los ánimos de espíritu libertario de esa juventud estaba inspirado, por las expresiones musicales de la época que venían desde Estados Unidos con un fuerte aliento de protesta contra la guerra de Vietnam; en Morelia se observaba como figura tutelar de la revolución social al cantante cubano y se entonaban durante las manifestaciones canciones de la Guerra Civil española, así como aquellas canciones creadas por el poeta Tomás Rico Cano expresamente para el movimiento estudiantil. Esta lucha estudiantil fue una generación contestataria que asumió las banderas de lucha de otros sectores de la sociedad que fueron reprimidos como los ferrocarrileros y que su principal demanda fue la lucha por las libertades democráticas.
1963: los jóvenes en Michoacán no dudaron en impulsar una movilización que contrarrestara las embestidas de Eli de Gortari; a lo cual, este movimiento fue reprimido por el ejército. Los estudiantes habían organizado guardias en la azotea del Colegio de San Nicolás y la Escuela Popular de Bellas Artes para defender estas dos dependencias que querían ser tomadas por los sinarquistas que en ese tiempo tenían mucha fuerza. La madrugada del 15 de marzo el Colegio de San Nicolás amaneció rodeado por el ejército que se apostó en las azoteas del Teatro Ocampo, el Hotel Virrey de Mendoza y el Hotel Alameda”.
“Cuando comenzaron a llegar los muchachos para cubrir las guardias fueron recibidos con gases lacrimógenos, y como a media mañana el Ejército empezó a disparar contra los muchachos que andaban en las azoteas; fundamentalmente utilizaron metralletas. Como resultado de esto hubo un muerto: Manuel Oropeza García; dos heridos graves: Luis Mejía y Ramón Muñiz, además varios heridos leves”.
Los maestros Efrén Capiz, José Luis Balcárcel, Carlos Félix Lugo, José Herrera Peña y el alemán Juan Brom fueron detenidos en la 21 Zona Militar, y para complementar el acto represivo desde el terreno de la política fue derogada la Ley Orgánica de la Universidad, por lo que quedó destituido Elí de Gortari y como nuevo rector nombraron a Roberto Bremauntz. Sin embargo, se creó por primera vez la Junta de Gobierno Universitaria en la que figuraron destacados cardenistas que contribuyeron a que el proyecto de Elí de Gortari tuviera cierta continuidad.
1966:Desde el acto represivo de 1963 la relación entre la Universidad y el gobierno estatal de Arriaga Rivera fue muy tensa, de tal manera que las condiciones para 1966 fueron propicias para
que los universitarios salieran nuevamente a las calles, “el 2 de octubre de 1966 los estudiantes organizaron un mitin a un costado de la Plaza de Armas en apoyo al pueblo michoacano en contra del alza injustificada de tarifas del transporte público; entonces llegó el grupo de porros del gobierno, les arrebataron el equipo de sonido y se lo llevaron a la Procuraduría del Estado que estaba donde ahora son las oficinas de Prensa del gobierno.
Cuando trataron de recuperar el equipo fueron recibidos a golpes y cadenazos, y repentinamente uno de los porros disparó y mató al estudiante Everardo Rodríguez. Con esto inicia el movimiento universitario del 66 que duró nada más una semana –del 2 al 8 de octubre–, pero fue una semana muy intensa, con mucha participación del pueblo, ya que para empezar el velorio y sepelio de Everardo se dio una manifestación tremenda desde el Colegio de San Nicolás hasta el Panteón Municipal, a pesar de que estaban sobrevolando aviones militares. La ciudad prácticamente estaba en estado de sitio”.
Una protesta estudiantil contra el alza en las tarifas del servicio urbano de Morelia terminaba trágicamente; días después, el Ejército Mexicano intervino, la caballería embistió contra los transeúntes en la Avenida Madero y las instalaciones de la Universidad fueron ocupadas por los militares. Los estudiantes toman el cadáver de Everardo y lo pasean por las calles de Morelia, presentándolo como “víctima del gobierno”. Una manifestación estudiantil cruza toda la ciudad. Exigen la desaparición de poderes en el estado.
Frente a la agresión suscitada, los estudiantes enviaron un telegrama de protesta al Presidente Díaz Ordaz, exigiendo su intervención y la del Congreso de la Unión para enjuiciar y destituir al mandatario local, a quien se le señaló como el responsable de haber ordenado las acciones ofensivas de la policía judicial. A partir de ese momento el movimiento estudiantil cobró mayor fuerza; al día siguiente, 3 de octubre, se declaró la huelga universitaria, reiterando la exigencia de no alza al transporte público y de que éste se municipalizara. También se exigió castigo para los asesinos del estudiante (los policías Fernando González, Julián Martínez y quince sujetos más del grupo de choque priísta), quienes de hecho fueron detenidos y consignados ante el Juzgado Segundo de lo Penal.
Los estudiantes habían secuestrado varios camiones del transporte público y en ellos ofrecían servicio gratuito a la ciudadanía. Las guardias en la azotea del Colegio de San Nicolás continuaban y artistas de la Escuela Popular de Bellas Artes como Raúl García, Efraín Vargas y Francisco Rodríguez Oñate desarrollaban una intensa producción a favor del movimiento.
La respuesta del presidente es fulminante: habla con Luis Echeverría Alvarez, entonces Secretario de Gobernación, y le da instrucciones. Echeverría le ordena al general Gastelum (subsecretario de la Defensa Nacional) que envíe tropas a Morelia.
La noche del 6 de octubre de 1966, llegan los paracaidistas del Ejército Mexicano y sitian Morelia. Desfilan en su entrada nocturna a la ciudad mientras tocan tambores. Después ocupan la universidad. Los dirige un hombre que se convertirá en el dirigente militar preferido del gobierno: el general José Hernández Toledo. Vestido con casco y uniforme de campaña, entra en el claustro universitario como si se hallara en medio de una guerra.
El 8 de octubre en la tarde se hizo un gran mitin en la plaza principal de Morelia, para esto ya habían llegado estudiantes de todo el país a solidarizarse con el movimiento. “Yo estaba en el kiosco de la plaza durante el mitin del 8 de octubre con Roberto Escudero y Luis González de Alba, que después fueron dirigentes del movimiento del 68, cuando repentinamente el Ejército rodeó la plaza y cada quien corrió a donde pudo; fue una desbandada tremenda, había caballería, infantería y fuerza aérea.
“Los que andaban a caballo empezaron a sablear a la gente. De ahí se fueron al Colegio de San Nicolás y la caballería entró al Colegio, ahí detuvieron a muchos universitarios, entre ellos al matrimonio Capiz. Después de esto se dedicaron a tomar todas las instalaciones universitarias en
la ciudad, todas las casas del estudiante, todas las casas donde vivían grupos de estudiantes y varias casas de maestros universitarios.
Los militares también penetraron en el Sanatorio de la Luz donde detuvieron a médicos, enfermeros y enfermos, desalojaron el internado de enfermeras y lo mismo hicieron con las universitarias de la casa del estudiante femenil Juana Pavón (ahora Escuela de Letras). Todos tuvieron que salir a la calle en medio de la madrugada con lo que trajeran puesto y los militares robaron las pertenencias, también algunas moradoras de la Juana Pavón recibieron asilo de los vecinos y a otras les dieron dinero para que regresaran a sus lugares de origen.
Los detenidos llenaron el cuartel de la 21 Zona Militar y posteriormente fueron liberados muchos de ellos, pero no así los líderes como Ramón Martínez Ocaranza, Efrén Capiz, el dirigente nacional Rafael Talamantes; el dirigente del Partido Comunista en Michoacán, Sebastián Dimas; el entonces presidente del Consejo Estudiantil Nicolaita, Joel Caro, y dos dirigentes estudiantiles de la Facultad de Derecho de la UNAM”.
Estudiantes y maestros tuvieron que refugiarse en otros estados del país, puesto que la represión del Estado se manifestaba con dureza. “La Universidad resultó sumamente golpeada y creo que hasta la fecha no logra levantarse”.
En el mes de mayo del 68 se organizó ‘La Marcha por la Libertad’ en la que participaron grandes contingentes estudiantiles de todo el país, la cual siguió la ruta de Hidalgo y debía concluir en la ciudad de Morelia. La principal demanda de esa marcha era la libertad de los presos políticos de ese entonces, específicamente de Rafael Talamantes y Efrén Capiz (El 21 de enero de 1997 Efrén Capiz y Eva Castañeda fueron secuestrados, golpeados en Morelia por policías judiciales, siendo en aquel entonces gobernador del estado de Michoacán Víctor Manuel Tinoco Rubí. Justamente donde fue golpeado Capiz le aparecieron varios tumores cancerigenos, que lo llevaron a la muerte el 3 de mayo de 2005.), que continuaban detenidos en Morelia. Esta marcha fue detenida por el Ejército en Valle de Santiago y no logró llegar a Morelia, pero fue el inicio de las movilizaciones del 68.
“La principal demanda de los movimientos fue por las libertades democráticas, después se da la guerra sucia y surgen grupos guerrilleros en todo el país que fueron cruelmente aplastados por el Estado. Se pensó en una derrota total y que no había ninguna posibilidad de cambiar las cosas en México, pero eso es muy relativo porque con la represión tan fuerte que se dio al movimiento guerrillero la situación en México estaba al punto de un estallido social fuerte, pero el Estado se dio cuenta de ello y cambió de política; se dio la amnistía a todos los presos, perseguidos y exiliados políticos, y se dio la reforma electoral con la que empieza la participación de otras fuerzas democráticas.
“Entonces, vemos que a la larga estas luchas sirvieron para abrir espacios democráticos con los que contamos actualmente; desde luego no es la solución ideal porque se logró la democracia en el aspecto electoral, pero falta la democracia social. Mientras siga habiendo millones de mexicanos en extrema pobreza y unos cuantos derrochando riquezas, no se puede hablar de una democracia plena”,
El 68, del pleito callejero a la lucha por las libertades democráticas
El 22 de julio de 1968, un incidente entre estudiantes con un pleito entre dos grupos de estudiantes, un juego de juegos de tochito, de futbol americano en la plaza de la Ciudadela, derivo en una batalla campal entre alumnos de una “Vocacional” del IPN en contra de un “Bachillerato” de la UNAM, lo cual el batallón de granaderos del Depto. del Distrito Federal intervinieran y a golpe de macana disolvieran la gresca. Pero ahí no quedó todo, los granaderos se metieron a la Vocacional No. 2 y ahí tundieron a los alumnos a diestra y siniestra. Para el día 26 de julio dos manifestaciones convergen, una del Partido Comunista que conmemoraba el asalto al “Cuartel Moncada” en la Revolución Cubana y la otra de estudiantes del Politécnico Nacional que protestaban por la brutalidad policiaca de los días anteriores.
Los estudiantes marcharon ese día 26 de julio a la Plaza de la Constitución y allí fueron brutalmente reprimidos por las fuerzas policiacas, en contestación los alumnos incendiaron varios camiones de transporte público. Sábado 27 de julio Los estudiantes tomaron las Preparatorias 1, 2 y 3 de la UNAM como respuesta ante los enfrentamientos ocurridos entre granaderos y estudiantes. Fue una manifestación de protesta por el asesinato, represión y encarcelamiento de sus compañeros. Domingo 28 de julio. Tiene lugar una reunión en la Escuela Superior de Economía del
IPN con la asistencia de representantes del IPN, UNAM, Normal Superior y Chapingo. Se elaboró un pliego petitorio y se estudió la posibilidad de la huelga general hasta conseguir su cumplimiento. Estas fueron las demandas: 1. Destitución de la FNET, el MURO y la Porra Universitaria. 2. Expulsión de los estudiantes miembros de las citadas agrupaciones y del PRI. 3. Indemnización por parte del gobierno a los estudiantes heridos y a los familiares de los muertos. 4. Excarcelación de todos los estudiantes detenidos. 5. Desaparición del cuerpo de granaderos y demás grupos de represión. 6. Derogación del Artículo 145 del código Penal, que contempla el delito de “disolución social”.
Después el ejército interviene de manera abrupta y brutal contra aquellos se atrincheran en sus escuelas y edificios,. En la noche el ejército mexicano entra violentamente en la Preparatoria No. 1 de San Ildefonso, mediante un “Bazookazo” derriba la enorme puerta de madera labrada. El gobierno de Díaz Ordaz encarcela a algunos estudiantes y miembros del Partido Comunista. A una semana se habla ya de cuatrocientos lesionados y de más de mil detenidos. La brutal represión gubernamental apenas empezaba.
A una semana de comenzó el conflicto se habla de 400 lesionados y de mil detenidos, para lo cual el 30 de julio de 1968, el Rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, condeno los hechos e izó la bandera en la Ciudad Universitaria de la capital de México a media asta. Pronunció un discurso contra la ocupación de los planteles universitarios por el ejército, a favor de la autonomía universitaria y exigió la libertad de los presos políticos (estudiantes de la prepa 1) “.
Parte del discurso del Rector de la UNAM, Javier Barros Sierra: Quiero decir que confío en que todos sepan hacer honor al compromiso que han contraído. Necesitamos demostrar al pueblo de México que somos una comunidad responsable, que merecemos la autonomía, pero no solo será la defensa de la autonomía bandera nuestra en esta expresión pública; será también la demanda, la exigencia por la libertad de nuestros compañeros presos, la cesación de las represiones. Será también para nosotros un motivo de satisfacción y orgullo que estudiantes y maestros del Instituto Politécnico Nacional, codo con codo, como hermanos nuestros, nos acompañan en esta manifestación. Bienvenidos. Sin ánimo de exagerar, podemos decir que se juegan en esta jornada no solo los destinos de la Universidad y el Politécnico, sino las causas más importantes, más entrañables para el pueblo de México. En la medida en que sepamos demostrar que podemos actuar con energía, pero sólo dentro del marco de la ley, tantas veces violada, pero no por nosotros, afianzaremos no sólo la autonomía y las libertades de nuestras casas de estudio superiores, sino que contribuiremos fundamentalmente a las causas libertarias de México. Vamos pues, compañeros, a expresarnos. Y no necesito repetirles una vez más que estemos alertas sobre la actuación de posibles provocadores. Los provocadores, lo señalo desde ahora, si los hay espero que no, confío en que no—, serán objeto del repudio mayoritariamente abrumador de la comunidad universitaria. Y yo, lo digo desde ahora y sin ambages, seré el primero en denunciar los ante nuestra universidad y ante la opinión pública. Muchas Gracias”.
Nuestra lucha no termina
Al finalizar la manifestación del 1 de agosto, durante el mitin realizado en la explanada de rectoría, el rector pronunció este discurso y posteriormente pidió un minuto de silencio en memoria de los caídos durante la represión del 26, 27 y 28 de julio.
El conflicto había empezado a tomar tintes muy peligrosos (políticos) para la endeble democracia mexicana.
De esa fecha en adelante el escalar violento del conflicto se hacía cada vez más presente en la sociedad del país. El ejército se hace cargo de la situación violenta y entre las muchas estrategias que manejó, estableció una de las más usadas en tiempos de guerra: Infiltrar el movimiento con personas que aparentemente serían parte de él, pero que en los hechos estarían pasando información al gobierno de la República. Lo que estaba en juego era la libertad de expresión por parte de los estudiantes, y la reacción del gobierno que respondió reprimiendo cualquier huelga o manifestación.
Jueves 1 de agosto, el rector Barros Sierra encabeza una marcha de duelo más de 50mil, (se estima un contingente con un contingente de 100 mil estudiantes y directores de facultades y escuelas) sobre la Av. Insurgentes, donde se escuchó por primera vez el lema mil veces repetido “Únete pueblo”, las familias aplaudían a los estudiantes y al valeroso rector que los encabezaba, al poco tiempo surgió la frase perfecta para designar lo que ocurría “Ganar la calle”
En los primeros días de agosto, se constituyó el consejo nacional de huelga, con representantes de casi todas las escuelas de nivel superior de la capital y buena parte del país, poco después nació la coalición de maestros entre cuyo lideres destacaba Heberto castillo; el Domingo 4 de agosto los estudiantes dieron a conocer, el pliego petitorio definitivo de los 6 puntos: 1. Libertad de los presos políticos. 2. Destitución de los generales Luís Cueto y Raúl Mendiola, así como del teniente coronel Armando Frías. 3. Extinción del cuerpo de granaderos. 4. Derogación del Art. 145 y 145 bis del Código penal. 5. Indemnización de los familiares de los muertos por la represión. 6. Deslindamiento de responsabilidades por parte de las autoridades a través de la policía, granaderos y ejército.
-Los líderes realizaban asambleas continuas con sus bases y llevaban las propuestas a las asambleas generales, todas la resoluciones se sometían a voto, y se dice que para lo que no tenían ideología alguna, que era en su mayoría, los discursos ideologizados con la línea marxista de la revolución, era callado inmediatamente a silbidos, pero intuitivamente los estudiantes fueron descubriendo y conquistando un terreno desconocido en México, el de una democracia directa; había la palabra mágica que era concretito: que Lenin, que Marx, no, no, concretito “que con el mitin de mañana”. Se realizaban brigadas que eran el nervio del movimiento, que tenían la función de recolectar dinero y de explicarle al pueblo y esto era ir a los mercados, a los cafés, a los edificios burocráticos, donde se pudiera.
Lunes 5 de agosto, se llevó a cabo una de las primeras grandes manifestaciones del Movimiento, convocada por el Comité Coordinador de Huelga del IPN; la marcha reunió alrededor de mil estudiantes.
Jueves 8 de agosto, se formó el Consejo Nacional de Huelga (CNH) en una enorme Asamblea Estudiantil en la que participaron 38 Comités de Lucha de las Asambleas de la UNAM, IPN, Chapingo, Normal Superior, así como el apoyo que para estos momentos brindaron los estudiantes de Bellas Artes, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle, la Escuela Nacional de Antropología e Historia y algunos de secundaria.
Martes 13 de agosto, se realizó la primera gran marcha convocada por el Movimiento estudiantil organizado en el CNH (de alrededor de 150 mil participantes, aunque otras versiones calcularon entre 250 a 300 mil) al Zócalo, que partió del Museo Nacional de Antropología. Se sumaron al movimiento estudiantes del Conservatorio Nacional y de la Normal Superior. El CNH declaró que la FNET no representaba al estudiantado.
Jueves 22 de agosto, el CNH declara que es partidario del diálogo, pero bajo la condición de que la discusión entre estudiantes y autoridades sea pública. Se transmite por televisión un debate sobre las causas del movimiento estudiantil, con la participación de Iñigo Laviada, Ifigenia M. de Navarrete, Heberto Castillo, Víctor Flores Olea y Francisco López Cámara. Todos ellos coinciden en que el conflicto debe resolverse mediante el diálogo entre estudiantes y autoridades. Luís Echeverría, Secretario de Gobernación declaró estar “en la mejor disposición de recibir a los representantes de maestros y estudiantes… a fin de resolver el conflicto”.
Martes 27 de agosto, entre 500 mil y 600 mil personas (otras versiones señalan que fueron 300 mil) asistieron a la manifestación que salió desde el Museo de Antropología hasta el Zócalo en la que además de estudiantes, participaron contingentes de obreros como los electricistas y petroleros además de campesinos. Al llegar al zócalo un contingente estudiantil tomó la Catedral, encendió las luces e hizo sonar las campanas a todo vuelo. Se izó a media asta una bandera de huelga como símbolo del movimiento. En el mitin se leyó un mensaje de apoyo al movimiento de los presos políticos y al terminar se lanzó la consigna de que el diálogo público se realizaría en el Zócalo el día del informe presidencial. A la una de la madrugada, fuerzas del ejército, de la policía y de los bomberos desalojan el Zócalo.
En esta ocasión los gritos fueron distintos “No queremos Olimpiadas, Queremos Revolución” en las bardas, en los postes y hasta en las propias paredes del palacio nacional se pegaron esfinges del che Guevara junto a profusas mentadas a Díaz Ordaz, por primera vez el pueblo sale y puede gritar su real sentir al gobierno. Miles de estudiantes realizaron un plantón para permanecer en el zocalo, hasta el día del informe presidencial.
El DDF (Departamento del Distrito Federal) organizó un mitin de respuesta al que llamó de “desagravio de la bandera nacional”, obligando a los burócratas a asistir como “acarreados”. Grupos estudiantiles lograron intercalarse en el contingente y se organizaron varios mítines al interior. Los burócratas se rebelaron a sus jefes y protestaron por el acarreo, gritándoles insultos a los granaderos terminando el “desagravio” en un zafarrancho. En la madrugada del miércoles 28 de agosto, mediante un operativo relámpago, que incluyo tanquetas, el ejército desalojo
violentamente a los 3mil manifestantes que hacían guardia frente al Palacio Nacional, “las puertas del Palacio Nacional de gobierno se abren, y de sus puertas en vez de salir una respuesta o una solución, ven salir tanques”. Entonces intervino la policía y el ejército, con un saldo de 32 heridos.
El CNH comprendió los costos de loes excesos verbales y simbólicos de la noche anterior, de inmediato reitero su disposición al dialogo, a un así los signos de endurecimientos aumentaron, el ejército coloco tanques a las afueras de la universidad y del politécnico días antes del informe presidencial.
Jueves 30 de agosto, el CNH tomó los siguientes acuerdos: 1. No habrían mítines ni manifestaciones estudiantiles en el Zócalo durante el Informe. 2. El Consejo estaba dispuesto a dialogar lo antes posible con la condición de que fuera público y cesara la represión. 3. Las comisiones estudiantiles fueron designadas. 4. El Consejo desarrollaría una ofensiva política entre todos los sectores populares a través de brigadas, las que tendrían instrucciones de no provocar la represión de la policía y ejército. 5. El Movimiento de los estudiantes no tenía relación alguna con la Olimpiada y no intentaría entorpecer su celebración.
Domingo 1 de septiembre, el presidente rindió su cuarto informe de gobierno, en el cual no se mencionan soluciones a los puntos del pliego petitorio. Puntualizó: “hemos sido tolerantes, hasta excesos criticados, pero todo tiene un límite y no podemos permitir ya, que se siga quebrantando irremisiblemente el orden jurídico, como a los ojos de todo mundo ha venido sucediendo” o “no quisiéramos vernos en el caso de tener que tomar medidas que no deseamos, pero tomaremos si es necesario; hasta donde estemos obligados a llegar, llegaremos… ante la creciente y manifiesta inconformidad de los habitantes de esta gran capital es ineludible deber de la autoridad hacer uso de la fuerza para restablecer el orden jurídico indispensable a toda sociedad organizada”.
Sábado 7 de septiembre, fue celebrado un mitin en Tlatelolco, convocado por el CNH al que asistieron 25 mil personas; fueron oradores un miembro del CNH, una madre de familia y un trabajador petrolero. Las instituciones gubernamentales contestaron al CNH que su petición “será atendida el día que lo soliciten con sujeción al cuerpo de la institución y del tiempo adecuado”.
Lunes 9 de septiembre, el Rector de la UNAM llamó al retorno a clases argumentando que el informe presidencial había respondido satisfactoriamente a las demandas estudiantiles.
Aunque debilitado el movimiento daría una nueva batalla cívica, que permanecería hondamente en el recuerdo de muchos, Viernes 13 de septiembre, tiene lugar la “marcha del silencio”, una manifestación de más de 250,000 personas, que marcharon con pañuelos en la boca, en donde todos iban en silencio para evitar que la policía pusiera como pretexto la provocación por parte de los estudiantes. Marcharon en orden hasta la Plaza de la Constitución contingentes de obreros, amas de casa y empleados públicos que manifestaron su apoyo al movimiento. Luis González de Alba la describió así: “Y de aquellas decenas y después cientos de miles sólo se oían los pasos… Pasos, pasos sobre el asfalto, pasos, el ruido de muchos pies que marchan, el ruido de miles de pies que avanzan. El silencio era más impresionante que la multitud. Parecía que íbamos pisoteando toda la verborrea de los políticos, todos sus discursos, siempre los mismos, toda la demagogia, la retórica, el montonal de palabras que los hechos jamás respaldan, el chorro de mentiras”.
Domingo 15 de septiembre, hubo diferentes actos en conmemoración de la Independencia por parte de los estudiantes y el pueblo que los apoyaba (se realizaron en CU y Zacatenco; en Tlatelolco hubo un festival popular. El Ingeniero Heberto Castillo da el Grito de conmemoración de la Independencia en la explanada de CU.
El conflicto se salió de control. El 18 de septiembre el ejército invadió Ciudad Universitaria, el ejército ocupó Ciudad Universitaria; hubo detenidos. Cabe señalar que las actividades de investigación y administrativas no habían entrado a la huelga, así como algunas de difusión cultural. Sólo la actividad docente permanecía interrumpida. Los soldados desalojan de las distintas instalaciones universitarias a estudiantes, padres de familia (que en ese momento celebraban una asamblea en la Escuela de Economía), maestros, funcionarios y empleados de la UNAM.
Jueves 19 de septiembre, el rector protestó por la ocupación militar y encabezó una manifestación, la primera en la que la rectoría de la UNAM apoyó explícitamente al movimiento, la ocupación duró 12 días. La Cámara de Diputados, en voz de su líder Luis Farías, atacó al rector Barros Sierra, quien presentó su renuncia, sin que le fuera aceptada. La Junta de Gobierno le pidió expresamente que permaneciera al frente de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Martes 24 de septiembre, el ejército entra al Casco de Santo Tomás, campus del Instituto Politécnico Nacional. Después de una larga y dura batalla campal entre estudiantes y policías. Hay numerosos heridos, muertos y detenciones. Díaz Ordaz quería disciplinar a los estudiantes.
Viernes 27 de septiembre, se realiza un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, ahí se invita a otro mitin que se llevará a cabo el 2 de octubre, en ese mismo lugar a las cinco de la tarde.
Martes 1 de octubre, el CNH rechazó el regreso a clases y anunció el mitin del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Se indica que al terminar el mitin saldrá de este lugar una manifestación hacia el Casco de Santo Tomás para pedir la salida del ejército de los planteles del IPN. El ejército sale de Ciudad Universitaria.
Miércoles 2 de octubre, miles de estudiantes se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Mientras tanto, miembros del Batallón Olimpia se infiltraban entre los civiles; el ejército vigilaba a lo lejos.
Por la tarde, cuando la ciudad guardaba silencio, miles de estudiantes salieron a la calle a protestar contra el autoritarismo gubernamental, que se hacía presente en persecuciones, secuestros, torturas y asesinatos contra quienes mostraban públicamente su rechazo, se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. La Secretaría de Gobernación a cargo de Luis Echeverría, respondió enviando al ejército y toda su estructura policíaca para poner fin al prolongado conflicto. Al mitin asistieron alrededor de 10 mil personas entre estudiantes, amas de casa, obreros y pueblo en general. Miembros del Batallón Olimpia se infiltraban entre los civiles; el ejército vigilaba a lo lejos; la Plaza fue cercada por numerosos tanques y cerca de 6 mil efectivos del ejército, con metralletas, fusiles de calibre grueso y pistolas de calibre 45, 38, y 9 milímetros.
Hacia las 6 pm los oradores habían finalizado sus discursos; luego un helicóptero sobrevoló la plaza y disparó bengalas. Empezó la confusión, a lo cual se hizo un círculo rodeando a los manifestantes y un gran número de soldados disparó apoyados por porros vestidos de civil. La represión se inició con la señal de un helicóptero (disparó bengalas) y la balacera se prolongó toda la noche.
Los francotiradores del Batallón Olimpia, apostados en el edificio Chihuahua, abrieron fuego en contra de los manifestantes y del ejército. Los militares repelieron la agresión con disparos.
Muchos manifestantes lograron escapar, refugiándose en los edificios que circundan la plaza, sin embargo, el ejército no se detuvo e irrumpió en los departamentos de la Unidad Tlatelolco para capturar a los estudiantes.
No se conoce la cifra exacta de muertos, entre estudiantes, miembros del Batallón y militares. El gobierno minimizó los hechos.
Muchos fueron los estudiantes que vieron reprimidos sus derechos esa tarde. Muchos vieron a sus amigos y compañeros caer bajo las balas. Muchos padres de familia perdieron a sus hijos, a sus hermanos.
Las causas son confusas. Varios autores que vivieron el movimiento en carne propia o como periodistas, han intentado echar luz sobre el origen de esta represión sin fundamento.
Hasta hoy, nada se ha aclarado. Luis Echeverría sigue enfrentando cargos en su contra, amparado con el fuero que lo mantiene en libertad. (El 30 de junio del 2006 un juez federal ordenó su arresto por la matanza de 1968. Fue absuelto el 8 de julio del 2006, debido a la prescripción del delito en noviembre de 2005. Terminó su arraigo domiciliario. El 30 de noviembre de 2006 el magistrado Ricardo Paredes Calderón, del Segundo Tribunal Unitario de Primer Circuito de Procesos Penales Federales le decretó auto de formal prisión por el delito de genocidio por las matanzas de estudiantes en 1968 y 1971, pero el 20 de marzo siguiente un tribunal federal le concedió la suspensión definitiva del auto. El 26 de marzo de 2009 un tribunal federal decretó la libertad absoluta del ex presidente, así como su exoneración del cargo de genocidio por los hechos de Tlatelolco. El 19 de agosto de 2015 El INAI ordenó a la Procuraduría General de la República (PGR) entregar versión pública de las averiguaciones previas PGR/FEMOSPP/002/2002 y PGR/FEMOSPP/011/2002, relacionadas con los hechos ocurridos el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, en las cuales se consignó por el delito de genocidio a varias personas, incluido al ex presidente Luis Echeverría Álvarez. (INAI) el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de datos Personales.)
La confusión fue mucha, y los culpables, probablemente, no querían serlo.
Lo que es real es que murieron estudiantes, chicos de 17 años a los que se les terminó la vida por seguir sus ideales, por comprometerse con una causa que les parecía justa. Lo que es real es que a México no se le olvida.
La represión fue brutal. Los periódicos hablaban de 28 muertos, más de 80 heridos y mil detenidos. Pero el CNH declaró en el manifiesto que murieron cerca de 100 personas y los heridos fueron miles. El diario inglés “The Guardian”, tras una investigación cuidadosa afirmó que fueron alrededor de 325 muertos, 2 mil detenidos y miles de heridos. Hasta la fecha no se conoce la cifra real.
Jueves 3 de octubre, los medios gubernamentales justificaron la matanza diciendo que se había actuado conforme a la constitución política del país y las leyes vigentes. Varios diarios acusaron a los estudiantes de haber provocado el tiroteo pues publicaron, que de ese sector salieron los primeros disparos; otros periódicos simplemente ignoraron los hechos. La policía y el ejército siguieron cateando edificios aledaños a la Plaza de Tlatelolco, mientras que toda la ciudad fue estrechamente vigilada. En este día se inició un largo peregrinaje de las madres y familiares de los muertos, heridos y detenidos en busca de información. Se dirigieron a cárceles, delegaciones, hospitales y morgues, así como a la Secretaría de Gobernación y a diferentes funcionarios. De inmediato de generó una fuerte protesta a nivel internacional: En Estocolmo, Suecia, se vigilaba 24 horas la embajada mexicana para evitar ataques de los estudiantes suecos. En París, la policía disolvió una manifestación que se realizaba en la embajada mexicana. Los estudiantes de Bruselas, Bélgica, demandaron que su equipo olímpico no asistiera a los juegos. También lo hicieron agrupaciones estudiantiles venezolanas. En Guayaquil, Ecuador fue apedreado el Consulado mexicano por los estudiantes, varios de ellos fueron detenidos.
“Si están matando estudiantes para que haya Olimpiada mejor sería que ésta no se realizara, ya que ninguna Olimpiada, ni todas juntas, valen la vida de un estudiante” Un atleta italiano, miembro de la Delegación Italiana a los XIX Juegos Olímpicos, Ovaciones, 3 de octubre de 1968.
Miércoles 9 de octubre, el CNH acepta la “tregua olímpica”, ninguna manifestación del 12 al 28 de Octubre.
Sábado 12 de octubre, se inauguraron las Olimpiadas de México 68, bautizadas desde el principio como las “Olimpiadas de la Paz”.
Sábado 26 de octubre, son liberados 67 estudiantes detenidos en el Campo Militar número I.
Jueves 31 de octubre, primer mitin en la UNAM después de la tregua olímpica.
Miércoles 4 de diciembre, Se lleva a cabo el mitin programado por el CNH en la explanada de la Unidad Profesional de Zacatenco. Ante la presencia de más de cinco mil personas, el Consejo Nacional de Huelga confirma su resolución de levantar la huelga. En el mitin se leen dos documentos:
Uno denominado “Declaración de Tlatelolco”, en el que se proclama la continuidad de la lucha de los estudiantes mexicanos, a través de la formación de “Comités de Lucha en todos los centros de trabajo y estudio, ejidos y otras organizaciones sociales, económicas y políticas”, y la creación de “Brigadas Políticas para estar en contacto permanente con el pueblo”.
El otro documento titulado “Manifiesto a la Nación 2 de Octubre”, se aborda, entre otros temas, las razones que llevaron al CNH a decidir el levantamiento de la huelga: “Se ha acusado a los estudiantes de intransigentes, pero en las distintas fases del movimiento se ha demostrado disposición para solucionar el conflicto y así fue que de la exigencia de la resolución de los seis puntos, como condición para el retorno a clases, pasamos al cumplimiento sólo de tres requisitos y al no obtener una respuesta del gobierno y ante el peligro real que amenaza la subsistencia de las estructuras democráticas de nuestras instituciones de educación superior, peligro más grave aún que el de la represión en contra de las personas, puesto que la pérdida de la democracia en nuestras instituciones significaría la imposibilidad de continuar el presente movimiento, y de promover, como Universidad y Politécnico verdaderamente abiertos al pueblo, movimientos semejantes en otros sectores de la población, decidimos el retorno a las aulas”. Los estudiantes regresaron a clases.
Viernes 6 de diciembre, reunidos en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN, la mayoría de los miembros del CNH, en su calidad de representantes de las diversas escuelas en huelga, decide por votación disolver este organismo. Se anuncia que con el objeto de continuar el movimiento estudiantil se procederá a fortalecer los comités coordinadores de lucha de los planteles de la UNAM y el IPN, así como los de Chapingo y de las escuelas normales. La tarea inmediata de los referidos comités coordinadores será organizar una manifestación para el 13 de diciembre, denominada “Gran Marcha de Protesta”, cuyo recorrido sería entre la Ciudad Universitaria y el Casco de Santo Tomás.
Miércoles 11 de diciembre, Ocho estudiantes, la mayoría dirigentes del movimiento estudiantil, elaboraron un documento, con fecha del 30 de noviembre y publicado en la prensa este día: “Con la masacre de Tlatelolco, no sólo atemorizaron terriblemente al movimiento estudiantil popular, no sólo lo inmovilizaron durante los días que les importaba inmovilizarlo totalmente, no sólo confundieron a la opinión pública, no sólo sentaron las bases de su embestida política, sino que también golpearon fuertemente a la dirección general del movimiento y a su núcleo central de dirección, el CNH. Esto les rindió frutos de inmediato. Como no se estaba preparado más que para respuestas políticas, eminentemente pacíficas, el CNH, muy debilitado, empezó una interminable discusión plagada de bizantinismos, en torno al ‘cambio de forma de lucha’, que los llevó a que el 4 de noviembre, cuando las asambleas se llenaron y existía la amplia posibilidad de retomar la ofensiva política con medidas concretas que no se daban desde el 2 de octubre, no sólo no hicieron esto sino que se retrocedió unilateralmente al no poder dar una perspectiva clara a los ojos de los estudiantes que se convertiría, en la práctica, en una paulatina desmovilización y desorientación. Se olvidó el principio de diálogo público, al convertirse el contacto inicial con los señores Caso y De la Vega, en negociaciones privadas en torno a la libertad de los presos del movimiento, cayendo en el juego gubernamental, hasta el extremo de celebrar pláticas con los procuradores, que se hacían aparecer -por el aparato publicitario gubernamental- como pláticas entre el CNH y las autoridades. No sólo eso, sino que se retrocedió en el planteamiento de continuar en huelga general hasta la resolución del pliego de los 6 puntos, al declarar públicamente el CNH que volvería a clases si se cumplían solamente los tres puntos mínimos previos al pliego petitorio, cayendo abiertamente en el chantaje gubernamental. Las pláticas se centraron en la libertad de los presos del movimiento, dejándose, así, la puerta abierta para el chantaje con la libertad de los presos, convirtiendo a éstos, a pesar de sus advertencias y su oposición, en un peso muerto, bastante grande para la futura acción del CNH. Dentro de este marco de contradicciones, se efectuaban actos públicos Los firmantes del comunicado son: Eduardo Valle Espinoza, miembro del CNH en Lecumberri; Florencio López Osuna, miembro del CNH en Lecumberri; Ermilio Camarillo Enrique, preso político en Lecumberri; Servando Dávila Jiménez, preso político en Lecumberri; Carlos Vásquez, miembro del CNH; Reynaldo Escamilla Lira, miembro del Comité de Lucha ESE; Cosme Cantú Chapa, miembro del Comité de Lucha ESE; y Manuel Félix Valenzuela, miembro del Comité de Lucha de la ESIME.
Jueves 12 de diciembre, el Gobierno del Distrito Federal niega la autorización para la realización de la manifestación estudiantil programada para el 13 de diciembre. La Jefatura de Policía advierte: “ese acto no será permitido por carecer del permiso respectivo”.
Viernes 13 de diciembre, la manifestación estudiantil sale de la Ciudad Universitaria. En Insurgentes están estacionados tanques militares, patrullas y camiones con granaderos, con la orden de impedir el avance de la manifestación. Los estudiantes, con el recuerdo reciente de la matanza del 2 de octubre, retroceden y regresan a Ciudad Universitaria.
Al mismo tiempo, agrupamientos del ejército y de la policía se encuentran estacionados en las cercanías de los centros de estudio del Politécnico, en Zacatenco y en el Casco de Santo Tomás, con el mismo objeto de impedir la movilización de los estudiantes.
Fuente:
-http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/act_permanentes/historia/html/mov68/cronologia.htm
h-ttp://www.apiavirtual.com/2008/09/03/como-fue-el-68-mexicano-i/
-“Cronología del 68?, Organización ‘En Lucha’. “Por un 68 Vivo y Combativo”, Colectivo Editorial Vanegas Arroyo.
-“La noche de Tlatelolco”, Elena Poniatowska, Ediciones Era.
-relatos de Citlali Martínez, hija del poeta Ramón Martínez Ocaranza