*Con perdón de los buitres, hienas y zopilotes de verdad, a quienes debemos todo nuestro respeto.
Los buitres están en acción. Las hienas no cesan de emitir su clásico sonido que mueve a risa ululante y tenebrosa y los zopilotes esperan que mueran muchos mexicanos para lograr sus propósitos. La derecha política de México de cuya boca fluye la babeante espuma de la venganza y del resentimiento porque fue echada del gobierno por la inmensa mayoría del pueblo, espera, como siempre, que se salven las ganancias y sus capitales, que se preserven sus cómodas formas de vida y que cuando la crisis del COVID-19 haya pasado, como va a ocurrir, ellos salgan fortalecidos aunque en el trayecto hayan muerto miles de mexicanos, se hayan echado a la calle a millones de trabajadores y se haya destruido a miles de pequeños y medianos empresarios y comerciantes. No les importa el pueblo. No les importa la vida de los más humildes. Les interesa echar del gobierno a quien les quitó la oportunidad de seguir succionando dinero público, haciendo negocios sucios, robado descaradamente y sirviendo de lacayos a las fuerzas económicas y políticas del exterior. En eso se resume la actitud de la derecha en la que caben el mentiroso senador del PRI, el novato dirigente del PAN, el clérigo ultraconservador, el periodista al que ya no le llega puntualmente el cheque del chayotazo, el rabioso empresario que perdió contratos suciamente conseguidos…
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De pronto todos éstos, en cosa de dos semanas, se convirtieron en brillantes médicos egresados de universidades patito creadas por el neoliberalismo al mayoreo, en altisonantes y vociferantes embriólogos, fascinantes inmunólogos y bacteriólogos, sabios epidemiólogos y todos dan lecciones por la televisión, en la radio, en la prensa y en las redes sociales de sus profundos conocimientos… para engañar y confundir. En síntesis, todo lo que hace el gobierno mexicano, para ellos está mal. Medidas se han tomado y están en práctica. Pero según los carroñeros hay que cerrar las fronteras, declarar el toque de queda y el estado de sitio; hay que imitar al Bukele empleado del Fondo Monetario y es más, hay que procurar contagiar a López Obrador para que se muera. Así de burdos. ¿Han pensado lo que pasaría con las personas que viven al día y que sobreviven de peones, taxistas, vendedores, sirvientas, cargadores, franeleros? No les importan. Están como la reina Ma. Antonieta: “¿No hay pan? ¡Ay; pues que coman pasteles!”
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