Perú.- La bandera pirata del anime One Piece se convirtió en el símbolo de las recientes protestas en Perú. Jóvenes de la llamada generación Z, menores de 30 años que representan casi siete millones de ciudadanos, tomaron las calles de Lima y varias regiones el último fin de semana para manifestarse contra el Gobierno de Dina Boluarte. Bajo el lema “Unidos por un Perú que merecemos”, la convocatoria logró dos jornadas consecutivas de movilización.
El detonante fue la reforma de la ley de pensiones que obligaba a los trabajadores independientes a aportar a las AFP y restringía a los menores de 40 años el retiro del 95,5% de sus fondos al jubilarse. Aunque el Ejecutivo y el Congreso frenaron la medida y autorizaron un nuevo retiro extraordinario, las marchas continuaron, canalizando el descontento juvenil hacia un reclamo más amplio contra la gestión presidencial.
La respuesta policial fue masiva: cinco mil agentes se desplegaron en Lima, con especial represión en la plaza San Martín. Se lanzaron bombas lacrimógenas y perdigones, lo que dejó 14 heridos, incluidos tres periodistas. “Me dispararon tres veces mientras transmitía en vivo”, denunció Diego Quispe, reportero de Ojo Público. La Policía, por su parte, informó que 12 efectivos resultaron lesionados y defendió sus acciones como “uso legítimo de la fuerza”.
Uno de los episodios más graves se produjo cuando un hombre de civil disparó al aire frente a los manifestantes. Testigos señalaron que se trataba de un agente infiltrado que huyó tras ser descubierto. Este hecho, sumado al incendio en la Corte Superior de Justicia y daños en el Palacio de Justicia, tensó aún más la jornada. Diversos colectivos estudiantiles y sociales acusaron a la Policía de actuar como “guardiana del pacto mafioso que hunde al país”.
Las protestas ocurren en medio de un escenario político convulso: la fiscal de la Nación, Delia Espinoza, fue suspendida tras desafiar a sectores del poder, y miembros del gabinete enfrentan acusaciones por presuntos vínculos con la delincuencia organizada. Mientras Dina Boluarte se prepara para viajar a la Asamblea General de la ONU, el símbolo del sombrero de paja de One Piece sigue ondeando en las calles, reflejando un malestar que no cede.