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Libia.- El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó el viernes su “profunda preocupación” ante la nueva escalada militar en Libia. El mariscal Jalifa Hafter, apoyado por Rusia, ordenó a las tropas rebeldes marchar sobre Trípoli para su “liberación”, desencadenando una fuerte tensión con el gobierno.
El mariscal Jalifa Hafter le dio la orden a las tropas rebeldes de llegar a Tríplo, recrudeciendo la tensión en Libia.
Los combates entre las milicias aliadas al gobierno impuesto por ONU en Trípoli y las fuerzas leales al mariscal Jalifa Hafter se recrudecieron hoy en el extrarradio de la capital sin que nada pudiera hacer para evitarlo. Los intentos de diálogo del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, no surtieron efecto, y al final de la jornada él mismo se mostró preocupado por una posible ofensiva armada en la zona.
Desde que los grupos armaos derrocaron a Muamar el Gadafi la violencia en Libia ha aumentado, y desde entonces todos luchan por el control del país. Libia es una nación dividida entre dos facciones: una es respaldada por occidente y tiene su base en Trípoli, la otra, la del comandante Haftar, está apoyada por Rusia y Egipto, y controla la mayor parte del territorio nacional que está formado por gigantescos desiertos. Además de esas dos facciones hay un tercer grupo, conformado por pequeños conjuntos armados que se disputan el control territorial en el sur.
Ante la orden de Hafter de llegar a Trípoli, Guterres viajó este mismo viernes a Bengasi para reunirse con el controvertido mariscal, hombre fuerte del país, y convencerle que frenara su ofensiva. Apenas una hora y media más tarde, el máximo representante de Naciones Unidas abandonó el cuartel general de Hafter en la localidad de Al Rajma sin un acuerdo y con una sensación de impotencia.
“Dejo Libia con el corazón encogido y profundamente preocupado. Creo que aún es posible evitar un derrame de sangre en Trípoli”, declaró Guterres en un mensaje difundido a través de su cuenta oficial en Twitter. “Naciones Unidas está comprometida a facilitar una solución política y, ocurra lo que ocurra, está comprometida a ayudar a la población en Libia”, agregó.
Analistas locales e internacionales ya vaticinaban que las opciones de que Guterres pudiera frenar las ambiciones de Hafter eran escasas después de que a este ni siquiera pareciera preocuparle su presencia en la capital. Le recomendamos: Libia tiene tres gobiernos y todos están dispuestos a matarse por tener el control
“La decisión de Hafter de ordenar el ataque con Guterres en Trípoli es un mensaje muy claro. Lleva meses preparando la operación y ahora nada le va a detener”, explicó a Efe una fuente europea de Inteligencia establecida en Túnez.
El jueves, poco después de que comenzara el movimiento de tropas, Saeed Emgayeb, diputado en el Parlamento rebelde de Tobruk, tutelado por Hafter, ya advirtió que el objetivo era asumir el control de Trípoli antes del 15 de abril, fecha prevista para la Conferencia Nacional propuesta por la ONU.
“Esperamos que la entrada de nuestras fuerzas se produzca tras un pequeño periodo de asedio que ha sido planificado en varias fases”, explicó Emgayeb al tiempo que el Ejército Nacional Libio (LNA), bajo el mando de Hafter, entraba en la ciudad de Gharyan.
Esta localidad montañosa, situada a unos ochenta kilómetros al sureste de Trípoli, se ha convertido en el escenario principal de los choques, que se han recrudecido en las últimas horas. Esta mañana, milicianos procedentes de la ciudad de Zawiya, apoyados por unidades de la “Fuerza de Protección de Trípoli”, una de las milicias más poderosas de la capital, lograron frenar el avance del LNA en el llamado “puesto de control 27”, en Wershiffar, a cincuenta kilómetros de Ghayan y 30 del centro de Trípoli.
Las milicias de la fuerza capitalina capturaron, además, a un centenar de hombres y destruyeron una hilera de vehículos artillados facilitados a Hafter por Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, sus principales aliados políticos.
Combates similares se libraron en el área de Suq al Khamis, área de acceso a la capital desde el sur, ahora bajo control de las fuerzas del este, y la región oriental de Waddan, clave para el movimiento de las tropas de Hafter desde el oasis de Jufra, al este de la capital.
Según responsables de Seguridad en el puerto de Misrata, tercera ciudad en importancia del país, sus tropas lograron hacerse con el control de varias posiciones. El mariscal tampoco ha logrado aún el control de la estratégica localidad de Zintan, esencial en el frente oeste, dividida entre las milicias que apoyan a Hafter y aquellas aún fieles al general Al Jawili, fiel al gobierno en Trípoli. Ver más: Libia,el peor país para los migrantes
Sí recibió hoy el respaldo del movimiento salafista radical Madkhaki, fuertemente implantado en la capital y financiado por Arabia Saudí, que llamó a sus seguidores a unirse a la yihad de Hafter “contra el terrorismo”.
De lograr el control de Trípoli, Hafter, miembro de la cúpula militar que en 1969 aupó al poder a Muamar al Gadafi, reclutado años después por la CIA y convertido en su principal opositor en el exilio, se convertiría en el hombre más poderoso del país, solo contestado por la ciudad de Misrata.
En febrero pasado, sus tropas conquistaron la región del sur y los estratégicos yacimientos petroleros de Al Sharara y Al Fil, esenciales para la supervivencia económica y energética del gobierno sostenido por la ONU en Trípoli, al que no reconoce.
En este ambiente bélico, el Reino Unido solicitó hoy una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU para analizar la situación en Libia, mientras que el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani instó a la Unión Europea a intervenir y Rusia pidió el fin de las hostilidades.
Fuente: El Espectador