Morelia, Michoacán a 14 de Julio de 2015.-“A los hackers les importa más demostrar que pueden controlar un dispositivo ajeno que sacar dinero de él. El panorama en el Internet de las cosas de ahora es similar al de la ciberdelincuencia dedicada a los ordenadores hace quince años”, así lo afirma Pablo Teijeira, delegado en España y Portugal de Sophos, una empresa británica de seguridad digital.
De acuerdo con el portal web El País, los usuarios de webcams apenas se preocupan por la seguridad de sus dispositivos, y son muy vulnerables. “La mejor manera para que quedemos expuestos es conectar nuestros dispositivos a una wifi pública —ironiza Teijeira— y parece que los fabricantes de estos dispositivos no han aprendido nada de treinta años de seguridad porque cometen fallos que hace mucho quedaron subsanaron en los entornos de Windows o de iOS”.
La peculiar artesanía pirata de las webcams contrasta con la industrialización de los ataques a teléfonos móviles. En ese caso, es lógico, interesa el acceso a las credenciales bancarias, pero “no tanto para que el hacker robe dinero del usuario, sino para revenderlas en grandes lotes a quienes sí lo hacen”, apunta el experto. Cada vez más, se desea controlar a distancia las cámaras y los receptores de audio. “Existen páginas web dedicadas exclusivamente a ver lo que están grabando cámaras de móviles personales y conseguir tráfico [de visitas]”, pone como ejemplo Teijeira.